Patrocinado porPatrocinado por

Bruselas plantea dar un tajo brutal del 60 % a la cuota de merluza ibérica

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

SOMOS MAR

PACO RODRÍGUEZ

El gallo y el rape también sufren recortes, de los que solo se salva el jurel, que sube

12 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Annus horribilis el que le espera al sector pesquero en el 2016 si los ministros de los Veintiocho no lo remedian. Bruselas ha guardado con celo hasta el último momento su propuesta de cuotas para el Atlántico, que se antoja como una de las más restrictivas que se recuerdan.

La Comisión Europea quiere alcanzar a cualquier precio el rendimiento máximo sostenible (RMS) en el 2016, un calendario tan ambicioso que exigirá enormes recortes en las posibilidades de pesca para las especies de mayor interés comercial de la flota gallega. 

La merluza ibérica es la gran perjudicada. Las negociaciones culminaron el pasado año con un aumento del 15 % para esta población, para la que Bruselas propone ahora un tijeretazo del 60 %. Tampoco se salvan el gallo y el rape, para las que se la propuesta de reducción en aguas ibéricas son del 26 % y el 19 %, respectivamente, frente al aumento del 86 % y 6 % del año pasado.

Solo para el jurel hay buenas perspectivas. El total admisible de capturas (TAC) para esta especie aumentará un 27 % en la cornisa cantábrica (zona VIIIc) y un 15 % en aguas de Portugal (zona IXa).

Para los stocks del norte, tampoco habrá gratas sorpresas. Bruselas quiere recortar un 12 % la cuota para el gallo, mientras que España tiene esperanzas de poder aumentarla ligeramente. Solo la merluza experimentará una leve subida, del 6% la sugerida. Para el gallo, el TAC se mantiene como el de este año.

La cifras ponen los pelos de punta a la delegación española, que se aferra al compromiso del comisario Karmenu Vella de mostrarse flexible si acuden con informes científicos de la mano. Todo dependerá de la intensa negociación que mantendrán los ministros de Pesca de la UE el próximo lunes y martes en torno a los plazos para alcanzar el RMS. Vella se ciñe a lo acordado: el 2016. Pero España y otros socios europeos exigen una prórroga hasta el 2020, y para ello echan mano del reglamento que acompaña este objetivo con la coletilla de siempre que «fuera posible». «Proponemos ir logrando el RMS hacia el 2020, pero sin hacer mucho daño al sector y sin destruir empleo», aseguran fuentes diplomáticas españolas.

El reto de los descartes

La propuesta de Bruselas llega en el peor momento posible para la flota, que tiene por delante el reto más grande que le presenta la nueva política común de de pesca (PCP): la obligación de descargar todas las capturas en puerto.

La nueva normativa entra en vigor el próximo 1 de enero para una serie de especies demersales de gran importancia para la flota, como la merluza, el lenguado y la cigala. Y ni siquiera parece que el nuevo instrumento de compensación para los pescadores, los top ups, vayan a mitigar el enorme impacto de esta nueva regla. Su alcance parece muy limitado. El ejemplo más claro es que, para la merluza ibérica solo se contempla un 3 % de margen de incremento, a pesar de que Bruselas quiere pasar la tijera en un 60 %. 

La incógnita de la bacaladilla

Todavía quedan incógnitas por resolver en la que será la cita más importante del año para el sector. Para especies como la bacaladilla, aún no hay propuesta en firme, aunque el ICES demanda una bajada del 40 %. El cupo para el abadejo y las rayas del norte, junto al merlán del golfo de Vizcaya caerán también un 20 %, si se materializa la propuesta de Bruselas.