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Un arrastrero de Celeiro captura un kraken

SALVADOR SERANTES VIVEIRO/ LA VOZ

SOMOS MAR

El último calamar gigante aparecido en el mar Cantábrico, una hembra de 150 kilos de peso y más de 10 metros de largo, fue pescado por el «Minchos Sexto»

25 nov 2015 . Actualizado a las 17:48 h.

En el mar Cantábrico, a una distancia de entre 32 y 54 kilómetros de las costas asturiana y mariñana, y en caladeros donde faenan pesqueros de A Mariña. Es una de las dos zonas del mundo donde más calamares gigantes se han hallado. Lo confirma el último, una hembra de Architeuthis Dux de 150 kilos de peso y más de 10 metros de largo, tentáculos incluidos. Con ese, en los últimos años han aparecido unos 30, frente a Asturias, pero también en Santander y A Coruña.

El arrastrero de litoral Minchos Sexto, de Celeiro, cogió al último calamar gigante en su red. Ocurrió anteanoche, cuando pescaba en Codillo, a unos 400 metros de fondo. Esa captura accidental ha tenido el mismo destino que otras, la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma).

Luis Laria es el alma mater de Cepesma, además de promotor del Museo del Calamar Gigante y del Parque de la Vida. Sabe mucho del kraken, como llamaron escandinavos y noruegos a esas grandes criaturas marinas. Laria ha estudiado a 25 de los hallados hasta ahora en el Cantábrico.

Cuenta Laria que los Architeutis también aparecen con una frecuencia superior a la del resto del planeta en Nueva Zelanda. Su presencia en el Cantábrico astur-galaico podría deberse a que hay fosas marinas de más de un kilómetro de fondo, y los calamares gigantes viven a 400 y 2.200 metros de la superficie. Los bancos de lirio también atraerían a los kraken, pues sería uno de sus alimentos preferidos. Los arrastreros pescan lirio y, con ellos, a veces capturan calamares gigantes.

De la notable presencia de kraken en el Cantábrico occidental se sabe gracias a la cooperación de arrastreros mariñanos, como Minchos Quinto, Minchos Sexto, Pino Ladra o Bautista Pino, que los ceden a Cepesma.

Conservarlo cuesta más de 7.000 euros

Sin la colaboración de los pesqueros que los capturan accidentalmente, aún habría más incógnitas sobre los calamares gigantes. Luis Laria recalca su agradecimiento a las tripulaciones y a los armadores, porque esas criaturas marinas no se comen ni se venden. Cuando los izan a bordo, los kraken están muertos. Los marineros los apartan del resto de la pesca y, al mismo tiempo, avisan a Laria del hallazgo.

Con el último ejemplar, Laria y un equipo de 15 personas viajaron de Luarca a Gijón para recogerlo. Al frente de la lonja de El Musel está el mariñano Simón Arrizado, cuya colaboración también agradece Laria, al igual que la del jefe de cancha, Ángel Luis Falcón. Su apoyo permite que el calamar gigante hembra sea congelado. Después se descongelará y tocará hacerle la necropsia, para averiguar todo lo posible sobre su vida y su muerte.

Para exponerlo, el Parque de la Vida que dirige Luis Laria ha comprado una urna y más de 500 litros de alcohol, antioxidantes y otros conservantes. En ese recipiente se mostrará al público. Conservar cada kraken cuesta más de 7.000 euros, dice Laria.