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Un estudio británico aconseja vedar la pesca por debajo de 600 metros

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Ana Garcia

A más profundidad, aumentan los descartes y se obtienen menos beneficios

02 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando aún no está resuelta la propuesta de prohibición que la Comisión Europea ha planteado tanto para el enmalle como para el arrastre de fondo, un grupo de investigadores británicos, de la Universidad de Glasgow, ha vuelto a poner el dedo en la llaga con la publicación de un estudio que no solo incide en la conveniencia de vedar la pesca con esta última arte, sino que, además, marca un límite por debajo del cual deberían desaparecer este tipo de aparejos: 600 metros.

Sitúan el listón a esa profundidad porque, analizando datos estadísticos de composición de capturas e ingresos económicos, han comprobado que la biodiversidad de las poblaciones demersales, la proporción de descartes con relación a las capturas comerciales y la pesca de especies sensibles como los tiburones y rayas se incrementan significativamente entre los 600 y los 800 metros de profundidad, en tanto que el valor comercial de los productos desembarcados decrece.

Los científicos utilizaron datos de pesca recopilados en distintas zonas del Atlántico nororiental, como las islas Hébridas, el banco de Porcupine, el Hatton Bank, o el oeste de Escocia, realizados a profundidades de entre 240 y 1.500 metros por pesqueros que emplearon diferentes tipos de datos entre 1978 y el 2013. Y para analizar el beneficio económico han estudiado los datos que han facilitado a Eurostat (la oficina estadística comunitaria) los cuatro socios que más pabellones lucen en esos caladeros: Francia, Irlanda, el Reino Unido y España.

Su conclusión es que, por debajo de los 600 metros, el beneficio económico que se obtiene por la pesca no compensa el impacto ecológico ni los daños al ecosistema.

Mayor diversidad

El estudio, publicado en la revista Current Biology, subraya que la biodiversidad incrementa a profundidades entre 400 y 1.00 metros. Los científicos estiman que hay unas 18 especies adicionales por cada cien metros a mayores de profundidad. De ahí que sostengan que, «aunque un estudio reciente realizado en el noreste del Atlántico sugiera que no se ha detectado impacto alguno en la diversidad de las aguas profundas, ha habido importantes declives en la abundancia de lagunas especies comerciales de interés, rozando incluso la extinción», recoge el trabajo que encabeza Jo Clarke, que realiza su doctorado en la Universidad de Glasgow.

Asimismo, apunta que entre los 600 y los 800 metros la proporción entre los descartes y las biomasa comercial incrementa y se duplica al llegar a los 1.300 metros de profundidad. Mientras, el valor comercial por unidad de esfuerzo baja en profundidades de 400 a 700 metros.

El impacto en Galicia

Claro está que la inferencia de lo de Glasgow va a levantar ampollas entre la flota arrastrera gallega que opera en aguas de Gran Sol. Sobre todo ahora, en un momento en el que el arrastre de fondo ha sido señalado por la Comisión Europea y en el que arrecian las críticas al uso de un arte que, a decir de los armadores, está más que regulado y controlado.

De que su estudio no pasará inadvertido están convencidos hasta sus mismos autores, que en declaraciones de Jo Clarke recogidas por la publicación on-line Fis.com afirman «estar seguros de que el trabajo atraerá la atención de gente importante y en un momento muy crítico». Y es que, a su juicio, por primera vez se ha proporcionado una fuerte base científica a las voces que defienden la prohibición de las artes de arrastre de fondo por debajo de los 600 metros.