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La marea roja cobra ímpetu y afecta a todos los polígonos de mejillón de Galicia

Espe Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MARTINA MISER

También impide la extracción de molusco en el 40 % de los bancos marisqueros

02 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El mejillón gallego desaparece del mercado en fresco. Una marea roja revitalizada mantiene desde anteayer cerrados todos los polígonos de bateas de Galicia, después de haber alcanzado al de A Pobra A, en la ría de Arousa, el último que todavía resistía el embate de la toxina lipofílica.

Casi no puede hablarse de un segundo episodio, puesto que «son las mismas especies tóxicas que estaban en la ría cuando empezaron los primeros cierres», allá por el mes de marzo, las que provocan ahora estas nuevas prohibiciones de extracción apunta Covadonga Salgado, directora del Intecmar.

Tras un pico importante a principios de mayo, a finales de ese mes la toxina dio una tregua. Parecía batirse ya en retirada y dejar libre al mejillón. Tanto, que a punto estuvo de permitirse la cosecha en polígonos tan exteriores como los de Aldán. No fue posible. En la segunda semana de junio, la marea roja resucitó, en la tercera cobró ímpetu y en la última no perdió fuerza.

Ocurre que en mayo el mejillón todavía no estaba en condiciones óptimas para la comercialización y, por tanto, que se quedase engordando en las cuerdas unas semanas más no preocupaba demasiado a los productores. Pero ahora, con el tamaño y la calidad óptima, para la industria, la persistencia de la toxina inquieta, y mucho, a los bateeiros.

«Este mes empezaba a haber unha demanda considerable e este parón vai ser moi negativo», asegura Francisco Alcalde, presidente del Consello Regulador do Mexillón, que ya da por sentado que habrá retraso en la campaña de la industria. Y están por ver «as consecuencias para a vindeira». No es muy diferente en fresco, puesto que la temporada de verano y navidad son las fuertes de venta para el producto.

Semanas o meses

Poniéndose en la óptica del sector, Covadonga Salgado ve lógica esa inquietud, pues esto «empieza a pasar de castaño oscuro». Porque aunque es difícil prever la duración de la marea roja, el nivel de células tóxicas presentes en los recuentos fitoplanctónicos que realiza el Intecmar es todavía muy elevado. Por eso aventura que «se está hablando claramente de semanas». Y podrían ser meses si se habla de los polígonos situados en las zonas más externas de las rías.

Condiciones oceanográficas

Salgado señala que el 2013 fue malo, en lo que respecta a mareas rojas, el 2014 también y el 2015 «parece que no va a ser mejor». ¿Qué está ocurriendo? Nadie se atreve a señalar con el dedo al cambio climático y ni siquiera a la sustitución de método de referencia para analizar las toxinas lipofílicas, con el que el Intecmar no está conforme porque es «más lento, más caro y no más seguro» que el bioensayo. Lo único cierto es que «los parámetros de temperatura, salinidad y nutrientes que están presentando las aguas de las rías favorecen el desarrollo de estas células tóxicas». Esto es, que las toxinas lipofílicas se encuentran más que a sus anchas y crecen más.

La directora del Intecmar insiste en que las mareas rojas son fenómenos naturales con los que Galicia está acostumbrada a convivir. Claro que cuando hilan primavera con verano, y está por ver si el habitual de otoño, la situación puede ser desesperante.