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Ninguno de los acusados por vender títulos falsos de patrón irá a la cárcel

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

SOMOS MAR

Varios futbolistas y muchos empresarios fueron los principales clientes de la trama, aunque pensaban que las licencias eran verdaderas

30 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cualquiera que se acercara a ellos en el 2008 con un certificado médico, su DNI, dos fotografías y unos 1.500 euros salía por la puerta con su título de patrón bajo el brazo. Ya se podían echar al mar sin pisar escuela náutica ni aprobar examen marítimo alguno. Hubo futbolistas de primer nivel y empresarios de toda Galicia que contrataron sus servicios. Eso sí, pensaban que los títulos eran verdaderos, si bien tenían claro que aquello era ilegal. Pero contra los clientes no actuó la Justicia. Bastante tenía ya con una trama dirigida por un coruñés, un betanceiro y dos lucenses que lograron a través del boca a boca llegar a aspirantes a patrón de embarcación de recreo o de yate de toda España. Quedó probado, según la sentencia que los ha condenado, que ahora vendieron más de un centenar de títulos falsos y que ganaron unos 37.000 euros. Pero la policía cerró la investigación convencida de que se enriquecieron mucho más.

Penas de prisión

Por todo ello, los cuatro procesados fueron condenados a penas de entre dos años y medio y cinco meses de cárcel como autores de los delitos de falsificación de documento público y tráfico de influencias. Ninguno de ellos llegará a pisar la cárcel. Y eso que el cerebro de todo, el coruñés Antonio I. V. ya había sido condenado en el 2008 por tráfico de drogas. Sus abogados solicitaron la suspensión de la condena y la Fiscalía no se opuso.

La investigación, que fue bautizada por la Guardia Civil como operación Dorna, se inició en el 2008, cuando se detectó que en un establecimiento de hostelería de Betanzos se ofrecían diferentes títulos de patrón, ya fueran de recreo, de yate o de navegación básica. Era un secreto a voces. Las pesquisas dieron sus frutos, llegaron las detenciones y se descubrió cómo funcionaban. Antonio I. V., de 43 años, fue el ideólogo de todo y ofreció a los otros una comisión por cada cliente que le enviaran. Uno de ellos era el que tenía un bar en Betanzos. Y quien elaboraba las falsificaciones era el propietario de una imprenta de Alicante. Eran imitaciones prácticamente perfectas, pues el principal imputado le facilitaba los sellos de las diferentes consellerías y toda la documentación original que luego «apañaban». Lo hicieron entre junio del 2008 y enero del 2009, cuando fueron detenidos y puestos a disposición. El mes pasado se celebró el juicio y los acusados reconocieron su culpa.

Futbolistas y empresarios, principales clientes de la trama

Un futbolista español que jugaba entonces en el Liverpool, varios profesionales de la Liga española y muchos empresarios se hicieron a la mar con un título tan falso como los papeles de un conejo de monte.

Todos ellos fueron llamados a declarar por el juez instructor de la causa y todos coincidieron en señalar que ellos pensaban que los carnés que llevaban eran verdaderos.

Los acusados les juraban que sus contactos en la Administración les facilitaban los papeles necesarios y que gracias a esas influencias jamás les pasaría nada. Hubo quien se echó atrás, pero la mayoría contrató sus servicios. Pero pese a que eran conocedores de que lo que compraban era una burla, no fueron procesados.

Quienes sí lo fueron son los cuatro condenados ahora, que cuando en el año 2009 fueron arrestados y puestos a disposición judicial -el juez los puso en libertad con cargos-, se negaron a informar de la identidad de sus clientes.

Intercambio de acusaciones

Pero luego se echaron la culpa entre ellos. Los dos detenidos en Betanzos dirigieron sus acusaciones al implicado coruñés, al que responsabilizaban de las falsificaciones.

Los clientes estaban completamente convencidos, según declararon, de que las licencias eran verdaderas. Añadieron que esa persona les había convencido de que gracias a una amistad en un organismo público conseguía acelerar los trámites necesarios para obtener el carné de patrón de recreo.