Asistimos estos días al debate sobre una propuesta de la industria transformadora a la Comisión Europea en relación a la importancia que esta industria da a poder disponer, para los próximos tres años, de un contingente de lomos de atún de 30.000 toneladas sin arancel, con una cláusula de incremento automático del 20 %, pues «un adecuado abastecimiento de lomos de atún es esencial para mantener la competitividad y la viabilidad de la industria conservera europea, que España lidera con el 67 % de la producción europea de conservas de atún». He de confesar que tengo dificultad para enfocar el debate dentro del contexto global que estas flotas-industrias representan para España y en la UE, así como para comprender la importancia de esa magnitud tan específica para el futuro de esa industria frente a la opinión manifestada por una parte del sector extractivo. Hemos asistido además a «decisiones políticas de urgencia» del Parlamento de Galicia sobre las que no he escuchado argumentos razonados, como si la posición política viniera implícita con la camiseta del partido y, quizás, a los intereses que se representa o a los que se es más sensible.
Haciendo números gruesos de memoria recordaría: las capturas de túnidos y especies afines realizadas solo por los buques con pabellón español en años recientes rondan unas 335.000 toneladas por año, de las que el 84 % son túnidos tropicales (listado, rabil y patudo) susceptibles de ser empleadas en su mayor parte por la industria transformadora, además de una buena parte de las capturas de bonito de norte, y en menor medida de otras especies que son usadas para esos fines. A eso deberíamos añadir las capturas realizadas por buques de empresas españolas bajo otros pabellones, lo que implicaría alcanzar o superar las 500.000 toneladas por año (peso vivo) de estas tres especies. Grosso modo podríamos concluir que la potencial disponibilidad de estas tres especies prioritarias para la industria transformadora procedente de buques de empresas españolas rondaría el medio millón de toneladas al año.
Si hacemos números aún más globales debemos recordar que las capturas mundiales de estas tres especies de túnidos tropicales se estiman sobre 4,6 millones de toneladas, y estas especies representan globalmente alrededor del 64 % del conjunto de todos los ejemplares capturadas en el mundo, estimadas sobre 7 millones de toneladas al año.
Cuál es por tanto el motivo por el cual específicamente 30.000 toneladas libres de aranceles se han vuelto estratégicas para la industria transformadora de Galicia y España y que ponen en peligro su futuro? ¿De que países-flotas-banderas-empresas procederían esas capturas libres de aranceles? ¿Se trataría de un paso inicial para facilitar el acceso de más capturas realizadas bajo otras banderas con procedimientos más que discutibles de pesca responsable y de protección de los derechos laborales y humanos de sus trabajadores, o de los derechos de los consumidores, fuera de los estándares de la UE? ¿Será una estrategia para deslocalizar o generar en el futuro más flota con otros pabellones?
Cualquier explicación que pudieran darme para poder enfocar este asunto -que parece ser de capital importancia para la sostenibilidad de estas industrias- y el motivo de proponer esa mágica cantidad libre de aranceles con un apoyo político tan urgente, lo agradecería muy sinceramente.
Jaime Mejuto es investigador el IEO