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Mar declara como zona C a tres polígonos de bateas de Pontevedra

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

RAMON LEIRO

La nueva calificación priva de la venta en fresco del mejillón de más de 50 bateas

07 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Un breve correo electrónico de la Consellería do Mar, remitido el pasado viernes por la noche a los bateeiros de Combarro, puede poner en peligro la viabilidad de la explotación comercial del mejillón en tres parques de bateas de la ría de Pontevedra. Los análisis de las aguas del entorno de los polígonos A y B de Portonovo y A de Combarro -denominación concedida por la Xunta pero que se corresponde realmente al litoral de Poio- dan malos resultados y conllevan la clasificación provisional como zona C de estos viveros flotantes. El diagnóstico es desolador para el sector. La zona C significa que no se podrá vender en fresco el producto de estas bateas, estimadas entre 50 y 60 por la asociación Amecomra, que agrupa a los profesionales de Combarro y Raxó.

La resolución del Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) es recurrible en el plazo de un mes. Sin embargo, desde el sector marisquero se ve con mucho pesimismo que se pueda revertir la decisión a corto plazo.

La notificación cogió por sorpresa a los afectados, que no se esperaban esta decisión ni en sus peores pesadillas. «Confiemos en que sexa un erro», indicaba el presidente de Amecomra, que lamentó que el aviso les llegase el viernes por la noche sin margen para consultar causas y consecuencias en la Xunta hasta mañana. Son dos días de incertidumbre que para las familias afectadas, que viven de la comercialización del mejillón, revisten tintes trágicos.

«Se isto é así e nos clasifican como zona C, acabouse a venda directa do produto, non poderemos vender ás depuradoras, e só poderemos facelo para cocedeiros», se lamentaban desde Amecomra al valorar la situación.

Una ruina para las familias

En términos económicos, para muchas de estas familias puede suponer la ruina. Hay una gran diferencia de precios entre la venta en fresco y la otra modalidad posible, y para colmo, la única alternativa que existe, el reparqueo, se ve afectada por la decisión, porque este polígono también se cierra.

El año pasado fue un ejercicio duro para los bateeiros de la ría de Pontevedra. La marea roja fue demasiado larga y solo les dejó tres meses para trabajar con normalidad. Perdieron la campaña del verano y vieron amenazada la de Navidad, que finalmente pudieron salvar. A mayores, el 2015 ha empezado también con cierres y la marea roja, que afecta a toda la ría de Pontevedra, les impide la comercialización del mejillón desde marzo y abril, dependiendo del polígono.

Una de las cuestiones que causa más desconcierto en el sector marisquero en la ría es que la marea roja no se puede evitar porque es un proceso natural del ciclo vital del fitoplancton, los microorganismos de los que se alimenta el mejillón. Sin embargo, la clasificación como zona C se corresponde a una mala calidad de las aguas producida por la presencia de elementos contaminantes como los coliformes. Es decir, el problema es el saneamiento de la ría. Y años de reuniones y promesas no lo han solucionado.

Las cofradías temen nuevos cierres por el deficiente saneamiento

Las zonas C en la ría de Pontevedra no han dejado de crecer en los últimos años y en el sector se mira con especial preocupación el hecho de que ninguno de estos espacios ha recuperado la categoría B por muchos años que hayan pasado. En el caso de los polígonos bateeiros, podría tratarse de un episodio temporal y reversible, quizás más fácil de solucionar que en el de una playa. Pero existe siempre la incertidumbre y los ejemplos del entorno inmediato no son precisamente alentadores.

El banco de Os Praceres fue clasificado como zona C hace nueve años y para que las mariscadoras pudiesen tener un medio de vida hubo que dividirlo en dos. La parte más externa, libre de los problemas contaminantes, es la que se trabaja actualmente cuando no hay marea roja, pero el resto, el entorno más cercano a la autovía de Marín, sigue cerrado a cal y canto, solo trabajado por los furtivos.

La prohibición se extendió también a otros pequeños bancos marisqueros al otro lado de la ría, en la desembocadura del Lérez. Han pasado varios años y no ha habido cambios, siguen cerrados. Y desde Mar se advirtió de que buena parte de los bancos de la cofradía de Raxó, en Poio, iban a seguir el mismo camino, aunque con la posibilidad de cierres alternativos. Esta era la medida que esperaba el sector, que aún no se ha producido, pero que visto lo ocurrido con los tres nuevos polígonos afectados podría suceder en cualquier momento.