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Lomos hoy, hambre mañana

Javier Garat A DOS BANDAS

SOMOS MAR

21 abr 2015 . Actualizado a las 18:11 h.

La flota atunera cerquera congeladora y la industria conservera españolas se necesitan para ser competitivas y poder ofrecer a los consumidores de todo el mundo el mejor atún en conserva posible, de calidad, sostenible, saludable y con un precio razonable. Para ello, y como le gusta decir a mi amigo Juan Vieites, el «complejo mar-industria», debe ir de la mano para defender sus intereses comunes, que son muchos.

En estos momentos, estamos inmersos en una disputa, sin sentido, sobre si se debe aprobar, o no, un contingente libre de aranceles de lomos de atún procedentes de terceros países. Los armadores defendemos que no, porque tenemos materia prima suficiente para cubrir las necesidades de los conserveros de la UE. Tenemos varios millones de toneladas de túnidos tropicales que pueden llegar a nuestros mercados libres de aranceles. En cambio, los procesadores afirman que necesitan hasta 30.000 toneladas adicionales de lomos de atún libres de aranceles.

La realidad es que esas toneladas, en la práctica, llegarían de países como Tailandia, China o Vietnam, los únicos que no tienen, hoy en día, ningún régimen preferencial con la Unión Europea. El resto de los países, incluido Filipinas, pueden exportar sus lomos de atún (y latas) a la UE libre de aranceles.

Nuestra postura está fundamentada en la coherencia y en la visión de futuro. La industria conservera gallega ha denunciado en los últimos meses la amenaza que supone eliminar los aranceles para las latas de atún procedentes de países como Filipinas (ya es una realidad) o Tailandia, argumentando que no cumplen con los estándares mínimos sociales, sanitarios, de pesca responsable o de seguridad alimentaria. Nosotros les apoyamos. En cambio, cuando hablan de lomos de atún, se olvidan de esos estándares mínimos y reclaman que entren sin aranceles en la UE, con el fin de conseguir la materia prima barata, y creo que, en numerosas ocasiones, por la presión a que están sometidos por la gran distribución para conseguir una marca blanca muy económica.

Francamente, esta posición nos parece incongruente, ya que se traduce en pan para hoy y hambre para mañana.

Si hoy la UE permite que entren esos lomos de atún sin aranceles, mañana permitirá que lo hagan las latas de atún. Si eso ocurre, las multinacionales de esos países comprarán a las empresas conserveras españolas, producirán en sus países de origen y desaparecerán miles de empleos. Será el momento de lamentarnos y el pueblo gallego «llorará» por la desaparición de una de las industrias más importantes actualmente.

La flota atunera de Cepesca quiere ser competitiva, suministrar materia prima de calidad a los conserveros españoles y que los consumidores de todo el mundo puedan estar orgullosos del «made in Spain». Pero si se permite el contingente de lomos de atún y, posteriormente, de latas, este objetivo se antoja muy difícil.

Por todo ello, desde estas líneas, solicito, con todo el aprecio que tengo a la industria conservera, que nos pongamos de acuerdo y que, todos juntos, de la mano, defendamos una industria atunera competitiva y sostenible, tanto social como económica y medioambientalmente.