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Greenpeace alerta a los bancos del riesgo de invertir en la pesca industrial europea

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Los ecologistas sostienen que la aplicación de la nueva política pesquera común podría llevar a que la financiación de estas actividades en España supongan un alto riesgo para los inversores

18 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Greenpeace ha encontrado un nuevo flanco por el que atacar a la flota de altura: la necesidad de crédito que tienen para financiar sus operaciones. Por eso, dentro de su campaña contra la vertiente más industrial del sector, el último paso ha sido elaborar un informe que tiene por destinataria a la banca, a la que advierte de los nuevos riesgos de financiar a estas empresas ahora que hay un nuevo marco legislativo en la pesca europea.

Los ecologistas sostienen que la aplicación de la nueva política pesquera común, con sus instrumentos adyacentes, tales como el Fondo Europeo Marítimo Pesquero (FEMP) y las normas de comercialización (OCM) de productos de la pesca, podría llevar a que la financiación de estas actividades en España supongan un alto riesgo para los inversores, dado que las nuevas disposiciones afectarán radicalmente «tanto a la rentabilidad de las empresas pesqueras como al mercado de pesca y marisco en general».

La nueva política comunitaria desalienta las actividades pesqueras «destructivas», ya que anima a los pescadores a transitar hacia métodos más sostenibles. Por eso, «se van a reducir las oportunidades de captura para la sectores como el arrastre o el cerco con dispositivos de concentración de peces (FAD), lo que hará más arriesgado invertir en ellas», augura Celia Ojeda, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace. Cita incluso ejemplos de empresas concretas, en su mayoría españolas, que, a su juicio, lo van a pasar mal con las nuevas disposiciones comunitarias.

Operaciones más costosas

Y es que, según el argumentario de los conservacionistas, bajo la nueva política pesquera, las cuotas se reducirán para las poblaciones sobreexplotadas y una política de descartes cero hará que las operaciones de pesca no selectivas sean más costosas. Además, la capacidad de pesca se reducirá. También se aplicarán normas de sostenibilidad más estrictas a los buques pesqueros de la UE que operan fuera de las aguas comunitarias. Todo eso encarecerá las operaciones elevando el riesgo del negocio industrial.

Paralelamente, la organización alienta a los bancos a invertir en flotas selectivas y de bajo impacto, como las nasas, el cebo vivo y la caña, al tiempo que celebra que las ayudas de los próximos años se dirijan más hacia la pesca artesanal que a los «destructivos barcos de pesca industrial».

A bordo del «Rainbow Warrior»

Maite Mompó lleva ocho años de marinera a bordo de barcos de los ecologistas. Asegura que «cada viaje en un barco de Greenpeace es una aventura». Y todas esas experiencias las ha reflejado en el libro «Rainbow Warriors, historias legendarias de los barcos de Greenpeace», que ayer presentó en A Coruña. Mompó relata cómo «los barcos son un microcosmos» en el que confluyen activistas de distintas culturas. foto e. pérez