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La carne logra lo que se pide para el mejillón: una etiqueta con su origen

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

La Eurocámara insta a la Comisión a legislar para que el dato sea obligatorio

23 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Escaldados por el escándalo de la carne de caballo en la lasaña precocinada y por otros casos de fraude alimenticio, los miembros del Parlamento Europeo aprobaron esta pasada semana una resolución mediante la cual instan a la Comisión Europea a presentar nuevas propuestas legislativas para obligar a incluir el origen del alimento cárnico en las etiquetas del producto transformado. Con esta medida se pretende «garantizar una mayor transparencia en toda la cadena alimentaria, informar mejor a los consumidores europeos y generar de nuevo confianza en el consumidor», argumentó el presidente de la Comisión de Medio Ambiente de la Eurocámara, Giovanni La Via, para justificar una resolución que salió adelante con 460 votos a favor, 204 en contra y 33 abstenciones.

Esa propuesta legislativa que reclama el Parlamento Europeo para la carne en productos elaborados es lo que persigue desde hace tiempo el Consello Regulador do Mexillón de Galicia para el bivalvo cultivado en las rías gallegas. Al igual que lo que ocurre con los productos cárnicos, en los productos de la pesca y de la acuicultura, la información sobre la procedencia figura entre los datos de carácter voluntario, lo que, a juicio de los productores y del guardián de la denominación de origen protegida (DOP), alienta el fraude.

Un engaño que es aún más permeable si el molusco se presenta transformado, enlatado, o forma parte de platos preparados al lado de otros ingredientes.

Respaldo normativo

Por eso, en su día el consello regulador se agarró como un clavo ardiendo al reglamento 1.169 sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, que establece que el Ejecutivo comunitario tiene que pronunciarse sobre la conveniencia de obligar a informar del origen en el caso de productos transformados en los que la carne, la leche y otros alimentos -aquí entraría el mejillón- representen más del 50 % del alimento. Fue especialmente insistente sobre los perjuicios que esa laguna sobre la procedencia provocaba al mejillón gallego, pues se facilita su suplantación por chorito chileno en latas que, después, pueden lucir la leyenda de «envasado en Galicia». No solo mandó su opinión, sino también un aluvión de apoyos suscritos por las corporaciones de varios municipios que tienen en el cultivo de ese bivalvo una de sus principales fuentes de ingresos.

La Comisión debería haber presentado ese informe antes del 13 de diciembre, pero todavía no se ha pronunciado. Es por eso que el Parlamento, espoleado por el sector cárnico, ha apremiado al Ejecutivo comunitario a elaborar de una vez esa propuesta legislativa.

Ese acuerdo de la Eurocámara alienta el optimismo del sector mejillonero, pues si se acepta la inclusión del origen entre la información obligatoria para un producto agroalimentario, la lógica impone que se extienda a los productos pesqueros y acuícolas.

Clave para los consumidores

Y a eso están esperando en el Consello Regulador do Mexillón de Galicia. Desde este órgano justifican el retraso -la propuesta legislativa debía estar lista antes del 13 de diciembre pasado, cuando entraba en vigor la nueva normativa de etiquetado de productos pesqueros- en el paréntesis que las elecciones europeas supusieron para la actividad del Ejecutivo comunitario.

El optimismo por que se obligue a poner el origen del mejillón en la etiqueta se ve reforzado por un informe de la Comisión Europea que confirma que el 90 % de los consumidores consideran importante que el origen, en este caso de la carne, esté incluido en el etiquetado de los alimentos procesados.