El hotel y la discoteca que causaron una auténtica sensación en Vilalba

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

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El Villamartín y la Troco rompieron moldes en la comarca y en los años ochenta por sus servicios

24 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los años ochenta han dejado huella en Vilalba. Es la década en la que se abreron dos negocios emblemáticos para la localidad y para toda la comarca chairega, el Hotel Villamartín y la Discoteca Troco. Se construyeron en 1985 por iniciativa del empresario vilalbés José Sanjurjo, fallecido en el 2012; y aunque estaban cerrados, su venta al Banco Sabadell cierra una etapa y puede suponer el comienzo de otra, ya que la intención del banco es buscar un comprador para que las instalaciones recobren su actividad.

La puesta en marcha de ambos negocios representó una auténtica convulsión en el sector de la hostelería y en el del ocio, pues sus instalaciones ofrecían una capacidad y un nivel que hasta entonces eran casi desconocidas en la comarca. El hotel tenía tres estrellas en un municipio en donde solo el Parador de Turismo, inaugurado en la década de los sesenta pero con una capacidad muy inferior a la actual, se situaba en la línea de alojamientos de nivel. La discoteca, por su parte, asombraba por sus dimensiones, por su decoración y por su juego de luces.

Cafetería, restaurante y salón de banquetes fueron algunos de los principales servicios con los que contaba el hotel, cuyo edificio tiene sótano, planta baja, entreplanta y cuaro pisos. Sus dotaciones lo hicieron idóneo para todo tipo de celebraciones, especialmente bodas. También fueron numerosos los años en los que equipos de fútbol se hospedaban en el hotel mientras realizaban en Vilalba la concentración de pretemporada: destacó en ese apartado el Deportivo, que llegó a convertirse en habitual en la década de los noventa y en la siguiente.

El hotel disponía también de un aparcamiento subterráneo, así como de una zona de estacionamiento al aire libre, situada entre la Avenida da Terra Chá y el edificio. Esa parcela era independiente de la del hotel y de la discoteca, y fue también vendida por la familia Sanjurjo al Banco Sabadell. El hotel contaba además con piscina.

La discoteca pronto se convirtió también en una referencia del ocio nocturno para la comarca chairega y otras cercanas. Además, teniendo en cuenta su amplia capacidad, en el recinto no solo sonaban los éxitos musicales de cada momento sino que también se oían las consignas y los eslóganes de las sucesivas campañas electorales: la Troco era uno de los escenarios en los que el PP, especialmente en los tiempos de Manuel Fraga, mostraba su capacidad de convocatoria antes de elecciones en las que se repetían sus mayorías absolutas en el ámbito autonómico y en el municipal.

No fueron esas dos las únicas iniciativas emprendedoras de José Sanjurjo, conocido sobre todo por su faceta de constructor de obra pública en la Avenida da Terra Chá. Montó también, muy cerca del Villamartín y de la Troco, una gasolinera, que hoy sigue abierta pero en manos de otros propietarios, y levantó edificios antes de que el bum de la construcción llegase a atraer a la capital chairega a empresas de fuera.

El Sabadell, por su parte, pretende que el hotel recupere la actividad, aunque todo apunta a que será una vez que aparezca un comprador dispuesto a reabrirlo y a que las gestiones no empezarán de modo inmediato. Entonces se iniciará otra etapa.