Dice que se rompió el pronóstico de los agoreros que predecían un grave revés al morir Manuel Fraga
27 oct 2016 . Actualizado a las 21:18 h.Gerardo Criado cerró ayer una etapa de once años y cinco meses. En un pleno extraordinario que duró menos de media hora, se informó a la corporación de su renuncia a la dedicación exclusiva que tenía como alcalde y a ese cargo. Tras haber tomado posesión como senador, se cumplió el anuncio realizado en agosto: deja la presidencia de la corporación; pero sigue como concejal, puesto al que ya accedió en 1995.
-El 17 de mayo del 2005, la víspera de tomar posesión como alcalde, dijo en una entrevista: «Estoy seguro de que Vilalba tiene un futuro prometedor». ¿Fueron estos años tan prometedores como usted podía entonces imaginar?
-La sociedad (la de España, la de Galicia, la de Lugo, la de Vilalba) es distinta a la de hace once años. A veces no reflexionamos sobre eso en un contexto de crisis. Hace once años, en Vilalba había más de una docena de bancos; hoy, no. El polígono, que es uno de los puntales de nuestra economía, cambió con la llegada de nuevas empresas. Se acabó la transcantábrica... Parece que todo eso fue ayer, y todo eso conforma el futuro prometedor de nuestra villa y condiciona la vida diaria. No estamos en un camino de involución, porque la etapa más difícil ya ha pasado.
-¿Cómo ha condicionado la crisis la vida municipal en estos últimos años?
-Si se comparasen los datos de paro de antes de la crisis con los de hoy, veríamos que las 800 personas que habitualmente estaban en el paro en Vilalba habían pasado a 1.300; hoy estamos de nuevo en 800. Y todo eso está matizado por la transformación del sector servicios, porque Vilalba se está especializando en esa actividad.
-¿Cuánto ha influido la crisis a la hora de gobernar?
-A los concellos nos dieron instrucciones para que hiciésemos presupuestos realistas. La situación real era que Vilalba tenía siete millones de euros de deuda sin tener garantizados los ingresos. Gobernar en una época de crisis no es igual que en una época de bonanza. Hay que subrayar que reducir la deuda del Concello es reducir la deuda de los vecinos de Vilalba. Los objetivos son los mismos: por ejemplo, hay que crear suelo industrial, y el Concello, ahora, hasta podría hacerlo en solitario.
-¿Cuál ha sido la mejor obra ejecutada a lo largo de estos años?
-No tengo ese tipo de respuesta; nunca me paré a pensarla: se hicieron tantas..., y no es por presumir. Se arreglaron prácticamente todas las calles del casco urbano; se transformó el campo de la feria; se prolongó el paseo fluvial hasta Os Freires; se transformó el bar de la playa [fluvial]... El nuevo abastecimiento de agua, que ya se acabó, es fundamental. Se hizo una nueva guardería, que ahora está colapsada. Si sumamos todas las inversiones, siempre se tuvo en cuenta el criterio demográfico: si en el casco urbano vivimos unas 6.000 personas y en el municipio hay unas 14.000, el criterio fue que invirtiese con esa distribución proporcional, porque todos tenemos los mismos derechos. Hace doce años, no había ninguna pista con aglomerado en caliente; hoy tenemos muchos kilómetros.
-¿Cómo le gustaría ser recordado?
-Me siento a gusto cuando la gente, en la calle, me trata igual que antes de ser alcalde. Espero que se vea que fui útil y servicial, que quise resolver los problemas en la medida en que la economía lo permitió, que me dediqué las 24 horas al servicio de los vecinos. No vine aquí a hacerme rico: ahí están las cuentas.
-¿Corre peligro la alcaldía de Vilalba?
-No. Creo que no; pero hay que tener en cuenta algunas cosas. Murió don Manuel [Fraga Iribarne]; y había agoreros que decían que al morir él, perdería el PP en Vilalba. Esa fase fue difícil; pero tenemos un líder nato, que es Alberto Núñez Feijoo. Tengo la seguridad de que el PP seguirá gobernando en Vilalba, porque el partido está arraigado en Vilalba y en la comarca.
-¿Está contento de la respuesta de las personas que lo acompañaron en las listas?
-Sí. Esta es una labor de equipo. Tengo aquí la relación de las 41 personas que me acompañaron en las candidaturas, que se compro metieron con el partido y con quien encabezaba la lista.