La transcantábrica, un avance con sombras en el futuro de Vilalba

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios VILALBA / LA VOZ

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Los cuatro enlaces tienen dificultades en la unión con carreteras, y el quinto pedido es una aspiración incumplida

28 jun 2016 . Actualizado a las 12:49 h.

La A-8 supone para Vilalba consolidar, a la altura de las necesidades del siglo XXI, su condición de nudo de comunicaciones del norte de Galicia. Los cruces en los que la carretera de Ferrol confluía con la de A Coruña y esta con la de Lugo son hoy lugares transitados del casco urbano, pero la clave está más bien a poco más de dos kilómetros del centro: en la rotonda de Grandisca la A-8 se une con la AG-64 (Ferrol-Vilalba), y ya no hay necesidad de circular entre casas, aceras y peatones.

Pero si la A-8, que en el municipio fue abriéndose por tramos tanto hacia Baamonde como hacia Mondoñedo, se considera un factor que contribuya a mantener y a incrementar la actividad económica de Vilalba, los accesos han sido fuente de polémica y causa de demandas insatisfechas.

En algunos casos, como ocurre con el acceso que sale de Grandisca hacia el centro por la LU-118, la carretera se arregló. La antigua entrada del tráfico procedente de Ferrol y de Viveiro es hoy una vía en la que se mantienen algunas curvas, sobre todo en la zona próxima a Ponte dos Freires; pero se ha mejorado algún cruce -por ejemplo, el de la carretera del área recreativa de A Magdalena-.

En ese acceso se puede tomar la LU-861 y llegar, tras un recorrido de apenas dos kilómetros, al polígono. La construcción de un enlace que conecte directamente la transcantábrica con el parque empresarial de Sete Pontes es, desde hace años, una demanda de la patronal tan reiterada como aún pendiente. Solo las últimas ampliaciones del polígono, con terreno construido y próximo a construir en la zona más cercana a la A-8, parecen alimentar una pequeña esperanza de que el acceso se ejecute.

El enlace de Escairo, que conecta con la carretera de Momán, está vedado al tráfico pesado; pero tampoco permite fluidez a los turismos que avanzan hacia el centro por las curvas que aparecen en varias zonas. Hace años, el Concello llegó a proponer, aunque sin grandes concreciones, la apertura de una calle que enlazase ese acceso con la salida hacia Baamonde (antigua N-634) para evitar el paso por la zona vieja. La aspiración no se logró, como tampoco han pasado de las palabras a los hechos los proyectos para mejorar la visibilidad en San Xoán de Alba.