Las fiestas de Vilalba antaño (I)

CARLOS GARCÍA FRAGA VILALBA

VILALBA

19 ago 2015 . Actualizado a las 11:56 h.

Vilalba se dispone a celebrar un año más sus tradicionales y renombradas fiestas en honor a San Ramón y Santa María. Es esta última, sin embargo, quien aparece en el año 1128 como patrona de la feligresía de Montenegro hasta mitad del siglo XIII, en que fue sustituida por Santa María de Vilalba, según el historiador Novo Cazón. En el siglo XVII aparece la figura de San Ramón y ya a finales de la centuria llega a la parroquia; allí se funda una cofradía en su honra y se convierte en su santo copatrón, oscureciendo poco a poco el patronato de Santa María, que durante años desapareció de las fiestas vilalbesas y que se fue recuperando por la tenacidad de vecinos y del recordado párroco, hijo adoptivo de Vilalba, Adolfo Pato Bernárdez, quien continuamente recordaba en sus pláticas a los feligreses que la patrona de la parroquia era Santa María.  

   Escribe Antonio Peña Novo en un artículo publicado en el programa de fiestas del año 1968 que en la visita del obispo en el año 1821 dice que el altar de San Ramón frente a la puerta lateral necesitaba reparaciones, sin que hasta entonces mencionase su existencia. Y en el año 1860 manda que se coloque la nueva imagen de San Ramón, la que hoy tenemos, pintando primero el altar y cuidando que no quede sobre el Sagrario.

  Recuerda García Mato en un trabajo de 1967 que en  1876, siendo alcalde  Santiago Basanta Olano, se redactan  unas normas en las que decía que, como el ayuntamiento no tenía  recursos, la limpieza y el barrido de las calles se efectuarían por los vecinos los jueves y domingos antes de las ocho de la mañana además del Jueves Santo, Corpus, 31 de agosto y 8 de septiembre, lo que demuestra que en aquellas fechas ya se celebraban las patronales en honor a San Ramón y Santa María.  Por otra parte,  en un comentario, publicado en este periódico, señalábamos que en el año 1860 se elevó un globo de papel en honor al  santo patrono. 

  Mucho se ha escrito sobre el amor de los vilalbeses a su pueblo, y de manera especial, sobre la morriña de los que no pueden acudir a ella en las fiestas. En el año 1953, Manuel Fraga Iribarne publicaba en el programa de las fiestas un trabajo bajo el título «Villalba o la nostalgia de unas fiestas». «La comisión recorre el pueblo. Las modistas no duermen. Se preparan los cohetes. Los niños pasean el cabrito ritual. Se hacen conjuras sobre el tiempo que hará. El que pueda regresa desde donde está. El que esto escribe se vio arrollado por la morriña y se pasó el día entero en la cama en la lejana ciudad de Trujillo (República Dominicana). La verbena de víspera, la misa, las dianas, el concierto en la alameda, la larga mesa con sus padres, cabritos, truchas, tartas de Mondoñedo, fútbol, paseo con  los amigos, cena, baile en el casino, verbena, etc.».

  Durante muchos años, desde la esquina de Puentes (hoy casa dos Marios) hasta la antigua casa consistorial, hoy casa de la cultura, se ponía una enorme pancarta de tela en la que únicamente se decía ?Honor a los forasteros?, que no era poco, ya que Vilalba y los vilalbeses siempre rinden honor a todo aquel que nos visita y de una manera especial en las fiestas.