A lo largo del Siglo de Oro se citan grandes banquetes reales que se ofrecían a los nobles y diversos monarcas de España. En la obra de Martínez Montiño, cocinero real, podemos ver platos suntuosos, y en algunos conventos podemos ver que se preparaban recetas dignas de príncipes, como el faisán de Alcántara y otras parecidas.
Pero la realidad del pueblo era otra, no tan refinada pero no por ello menos rica a la hora de degustar, ya que en los conventos, como podemos apreciar, daban de comer a cientos de pobres y peregrinos, siendo el plato primordial la llamada sopa de convento, sopa de pobres o sopa boba.
Este plato es típico encontrarlo en Castilla-La Mancha, donde lo suelen servir en cazuela de barro,
En la cocina Portuguesa existe uno similar denominado O molete de Mioleira.
La expresión «duelos y quebrantos» aparece varias veces en novelas, obras de teatro y manuscritos. Cervantes la usa en El Quijote en distintas ocasiones. En realidad no dejan de ser unos huevos fritos con torreznos, ya decía Pedro Calderón de la Barca: «Huevos y torreznos bastan que son duelos y quebrantos».
Este plato, por su sencillez y rápida elaboración, se podía hacer en breves momentos, y así se podía ofrecer en los conventos a viajeros y peregrinos cansados y hambrientos.
Lorenzo Díaz, en su conocida obra Recetario del Quijote, nos ofrece una versión algo diferente,
Ingredientes:
Huevos, tocino entreverado, jamón, sesos de cordero, manteca de cerdo, sal y pimienta.
Elaboración:
Se fríe el jamón y el tocino en trozos, en una sartén amplia, y con la misma grasa que sueltan los torreznos los hacemos.
Se cuecen los sesos de cordero, se limpian y se trocean; los salteamos con un poco de manteca de cerdo y se añaden los huevos; salpimentamos y hacemos un revuelto, lo acompañamos con unos trozos de pan tostado a la brasa y los torreznos a los lados.
De Calderón de la Barca.
«Para una viuda cuitada
Triste, miseria viuda
Huevos y torreznos bastan
Que son duelos y quebrantos».
Bon Xantar, amigos peregrinos.