La fauna de Cova Eirós ofrece pistas sobre la extinción de los neandertales

Francisco Albo
francisco albo MONFORTE / LA VOZ

TRIACASTELA

ROI FERNANDEZ

En la zona no hubo cambios climáticos que expliquen la desaparición de la especie, según un nuevo estudio

25 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El análisis de los fósiles animales desenterrados en el yacimiento paleolítico de Cova Eirós, en Triacastela, está aportando datos de gran interés para esclarecer la misteriosa extinción del hombre de Neandertal. Un trabajo que acaba de ser publicado en la revista científica internacional Quaternary Science Reviews, basado en el estudio de estos vestigios biológicos, apunta que el clima de las montañas lucenses era prácticamente igual hace unos 40.000 años -época a la que pertenece la última ocupación neandertal documentada en la cueva- que hace 32.000, cuando el lugar sirvió de abrigo a los primeros Homo sapiens. Los investigadores descartan por tanto que la desaparición de los neandertales en este territorio fuese provocada por cambios climáticos y señalan que debe ser atribuida a una combinación de diversos factores, entre los que estaría la presión ambiental ejercida por los Homo sapiens.

La investigación se realizó tomando como base un conjunto de 208 restos de pequeños vertebrados pertenecientes a los dos períodos mencionados. Los fósiles son de reptiles, anfibios, insectívoros, roedores y murciélagos, unos animales muy sensibles a las alteraciones climáticas y ambientales. Basándose en la presencia y la ausencia de determinadas especies, los científicos pueden determinar la temperatura media y el nivel de pluviosidad que se registraba en la zona en un momento dado.

Períodos fríos y lluviosos

«Averiguamos que en esos dos períodos el clima era más frío y más lluvioso que en la actualidad, pero que entre ellos no hay diferencias significativas», explica Iván Rey Rodríguez, principal firmante del estudio. Las temperaturas medias anuales -añade- oscilaban entre 8,5 y nueve grados centígrados, mientras que la media actual local es de once grados. La media anual de precipitación andaba entre 1.300 y 1.400 mílimetros por metro cuadrado, en tanto que ahora está por los mil milímetros. «La diferencia de las temperaturas medias anuales entre las dos épocas prehistóricas podía ser como mucho de medio grado -señala el investigador-, así que se puede decir que los neandertales y los Homo sapiens que vivieron en Cova Eirós conocieron el mismo clima».

Los científicos apuntan que si la extinción de los neandertales no se puede atribuir a que viviesen en un clima más riguroso, es preciso buscar otras explicaciones. A su juicio, un factor importante pudo ser la expansión por el norte de la península del Homo sapiens, una especie contrincante que se mantenía de los mismos recursos naturales. «Es posible que las poblaciones neandertales estuviesen ya debilitadas por otros cambios climáticos anteriores, pero está claro que esa no pudo ser la única causa de su desaparición», indica Iván Rey.

El estudio sugiere que la competencia de los humanos modernos supuso para los hombres de Neandertal una pérdida progresiva de recursos alimentarios que pudo contribuir a reducir sus poblaciones y empujarlas a la extinción. El noroeste ibérico, por otro lado, fue la última zona del norte de la península colonizada por los Homo sapiens, que se extendieron desde el este a lo largo del área cantábrica en un proceso que duró miles de años.

Prácticas de canibalismo que pudieron ser inducidas por la pérdida de recursos 

Los autores del nuevo estudio sobre el yacimiento de Cova Eirós mencionan el canibalismo como un factor que pudo haber contribuido a la extinción de los neandertales. En este sentido se hacen eco de una teoría aún muy reciente que fue planteada a principios de este año por los investigadores Jordi Agustí y Xavier Rubio-Campillo. Según esta hipótesis, el avance del Homo sapiens por Europa acarreó para los neandertales una disminución de los recursos ?caza y recolección de vegetales silvestres? que los llevó a alimentarse de individuos de su propia especie para sobrevivir, lo que su vez hizo que sus poblaciones se redujesen todavía más hasta llegar a la desaparición total, hace entre 30.000 y 26.000 años. Los indicios de canibalismo entre los neandertales se han detectado en diversos yacimientos, como el de la cueva de El Sidrón, en Asturias.

Por otro lado, los investigadores puntualizan que en el yacimiento de Cova Eirós hay un vacío arqueológico de unos 8.000 años entre las últimas ocupaciones neandertales y las primeras de Homo sapiens, un período en el que por ahora no es posible saber lo que ocurrió en este territorio. «No tenemos rastros de la época correspondiente a la posible convivencia entre las dos especies y en Galicia no hay de momento ningún otro yacimiento en cueva que pueda ofrecer datos para cubrir ese hueco», comenta Iván Rey a este respecto,

El trabajo fue realizado por investigadores de las universidades de Santiago, Ferrara ?Italia? y Tubinga ?Alemania?, así como del Instituto Catalán de Paleocología Humana.