Reflexiones para el nuevo curso

Mercedes Sampayo TRIBUNA

SAMOS

12 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La educación de un pueblo (y educación se necesita para que aprenda a conocer y dirigir sus intereses) no puede ser nunca la obra momentánea de una sola ley, sino de la acción continuada y lenta del Gobierno sobre todas las instituciones que tiendan a mejorar sus costumbres y formar su razón».

«El primer elemento de la prosperidad de un país lo forma la educación de la juventud, llamada a reemplazar algún día a la generación presente». «Los grados académicos no deben ser más que el testimonio del aprovechamiento y la aptitud de los alumnos, para ejercer con acierto algún día su profesión». Parece oportuno, en el inicio del nuevo curso, recordar estos párrafos escritos en 1845 y entresacados del Informe fiscal sobre fomento de la población blanca en la Isla de Cuba del lucense de Samos Vicente Vázquez Queipo.

En esta obra, el autor agrupaba algunos de los dictámenes que había emitido en el ejercicio de su cargo de fiscal de la Real Hacienda de la Isla de Cuba, seguidos de una serie de estudios que eran el resumen de la intensa actividad que desarrolló en diversos campos. En el de la enseñanza, destaca su intervención en la reforma de la Universidad de La Habana, que entonces quedó secularizada, y en la elaboración del Plan General de Estudios de la Isla, que rigió en Cuba hasta la adopción de la ley Moyano en 1857.

Lo más notable del nuevo plan era la enseñanza simultánea y enciclopédica de la filosofía, la admisión de las asignaturas de ciencias naturales y la amplitud que recibían las ciencias físico-matemáticas. En ella se dejaba sentir la influencia de la formación científica adquirida por Vázquez Queipo en su juventud como alumno de la École Central de Arts et Manufactures de Paris (1829-1832), cuando redactó sus Tablas de logaritmos.