La insoportable levedad del diputado

suso varela / e.g.souto LUGO / LA VOZ

PORTOMARÍN

OSCAR CELA

Siete horas de dos plenos seguidos en la Diputación llenos de reproches, bostezos y acusaciones jurídicas

30 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Milan Kundera firmó en 1968 la novela La insoportable levedad del ser, una reflexión sobre la necesidad del eterno retorno de Nietzsche, por el cual todo lo vivido ha de repetirse eternamente. Pues bien, de retornos, de levedades y de momentos insoportables saben un poco los señores diputados que ayer aguantaron entre bostezos, acusaciones y algo de fango político las casi siete horas que duraron el pleno extraordinario propuesto por el PP -con el mismo orden del día que el ordinario de octubre- y el posterior ordinario de noviembre.

El primer pleno -entre las nueve de la mañana y las once y media- fue una sucesión de reproches jurídicos, acusaciones de ilegalidad y sin apenas votaciones, ante el estupor de un grupo de bomberos provinciales que vivieron en directo el «circo jurídico», en palabras de la portavoz del PP, Elena Candia. Si en sesiones de este mandato todos los grupos llegaron a votar juntos no a una moción, ayer se vivió otro momento estelar con el debate de puntos que luego no podían ser votados al no incluir el PP las nuevas propuestas de acuerdo, como marca la ley, según el gobierno provincial. Este, además, acusó a los populares de una posible ilegalidad al aprobar (junto con el voto de Manuel Martínez) una competencia que consideran que es de la junta de gobierno y no del pleno. Se trataba de la construcción de residencias en Folgoso do Courel y en Portomarín, para los que de momento no hay convenio firmado. Tal fue el despropósito, que el diputado nacionalista Xosé Ferreiro lo explicitó: «¿Pero en que punto estamos?».

Segundo acto

Hubo un intermedio ?para intercambiar opiniones en los pasillos y limar asperezas entre «sus señorías»- para luego comenzar el segundo acto, o pleno, que fue menos tenso y más de debate de ideas políticas. Pasaban las horas y los discursos de unos y otros apelaban para defender sus criterios a los ciudadanos, a los bomberos, a los vecinos, a los trabajadores y a los temidos titulares de prensa. No se habló Trump ni de Fidel, pero sí de Feijoo, de Besteiro y hasta de Zapatero. De Rajoy poco. Y entre tanta nobleza política hubo momentos para debatir sobre el daño que produce la paja de Castilla en la repoblación de las zonas quemadas por los incendios o hasta de lo que paga un equipo de veteranos por el seguro de una liga. Por no hablar de las consecuencias de los cortes de luz en hogares donde de vive la pobreza Cosas tangibles por todos.

Las casi siete horas finalizaron como terminaron, con reproches, pero esta vez entre dos enemigos políticos: Candia y el vicepresidente Álvaro Santos, a cuenta del apoyo de ayer del PSOE a la residencia que propuso en enero Manuel Martínez en Becerreá. Candia aprovechó para atacar a Santos: «Vostede está tragando hoxe un sapo importante», a lo que el socialista le contestó: «Eu non trago ningún sapo, pero se no futuro o teño que facer, tampouco pasa nada, porque entrei en política con dignidade e sairei con dignidade». Mientras, Martínez callaba y daba las gracias.