Con acceso a Internet, pero sin luz para enchufar la nevera

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

MURAS

ÓSCAR CELA

Compró la casa en el 2006 y desde entonces tiene suministro gracias a dos generadores que enciende seis horas

28 sep 2016 . Actualizado a las 23:26 h.

Saturnino Navarro recorrió la Cornisa Cantábrica junto a su mujer en el año 2006. Buscaban una casa para irse a vivir cuando se jubilara en la fábrica de coches de Zaragoza. Descartó, por el precio, Euskadi y Cantabria y se centró en Galicia y en Asturias. Buceando por Internet acabó encontrando lo que quería en Beira do Río, en Muras, donde adquirió una vivienda perteneciente a varios herederos, con sus correspondientes propiedades, entre ellas algunas fincas que todavía no ha localizado.

Cuando Saturnino Navarro y su esposa vieron la casa, medio en ruina, al lado del río Eume, ya no buscaron más, pese a que tenía un gran inconveniente para la familia de este ingeniero eléctrico: no tenía luz. La suya es la única vivienda de Muras que carece de este servicio. Hasta hace algo más de un mes había otra, en Baxín, a la que llevó el tendido eléctrico el Ayuntamiento que preside el nacionalista Manuel Requeijo.

Cuando Navarro le pidió un presupuesto a Begasa para llevarle la luz hasta su nueva casa y vio la cantidad que le pedían, -más de 20.000 euros- decidió arreglarse con dos generadores eléctricos, que enciende entre tres y cuatro horas al mediodía y el mismo tiempo por la noche y que, en combustible le supone un desembolso de entre 200 y 250 euros al mes.

En invierno, a Zaragoza

La falta de suministro eléctrico en red impide al matrimonio vivir en Muras todo el año, como sería su deseo. En el mes de noviembre, cuando las horas de luz natural son muy pocas, regresan a Zaragoza, donde permanecen hasta la primavera. «Estar a oscuras tanto tiempo sería insoportable», confesó. No le temen al frío del inverno, que pueden combatir con la cocina económica y con una chimenea.

Uno de los deseos de la familia sería poder pasar unas Navidades en Beira do Río, pero mientras no tengan suministro eléctrico no tienen previsto hacerlo. Esta situación confían en que cambie dentro de unos meses cuando el Ayuntamiento de Muras lleve el tendido hasta su domicilio y puedan guardar los generadores en los alpendres para usar solamente en caso de emergencia. No podrá ser para las próximas fiestas, pero posiblemente en primavera ya puedan renovar los frigoríficos, que tienen algunos problemas como consecuencia de tanto conectar y desconectar. Para ellos este es el principal inconveniente de vivir en una casa sin electricidad. Aunque parece un contrasentido, a la casa de Beira do Río llega la señal de Internet, lo que les permite ver programas de televisión en directo.

Saturnino Navarro, que se empadronará en Muras en el momento en el que se jubile -su mujer ya es oficialmente vecina de este ayuntamiento- no está arrepentido de la compra de la casa, sino todo lo contrario. Dice que con convencimiento que en Muras son muy felices. «La gente es amable y los vecinos muy sinceros, como los de antaño».

El matrimonio pasó de vivir en un bloque de 85 viviendas en Zaragoza, al lado de un puente con un tráfico infernal, a Beira do Río. «En Zaragoza -confesó- conocía a diez vecinos. En Muras conozco a todos en cinco kilómetros a la redonda». Los primeros días confiesa que tenían problemas para conciliar el sueño por el extremo silencio que se respiraba en el entorno. Ahora es consciente de que vive en el paraíso.

En el Concello de Muras, según los datos que maneja el zaragozano, hay un centenar de viviendas deshabitadas, y en venta.