La avispilla no respeta a los castaños centenarios

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

MONTERROSO

La IXP constata que el insecto está asentado ya en la comarca de A Ulloa

10 may 2017 . Actualizado a las 22:09 h.

La ingeniera de Montes Sonia Porto, que regenta una casa de turismo rural en San Miguel de Pena, en Monterroso, no se había dado cuenta de que el castaño que da sombra en el patio del pazo Casa do Campo estaba plagado de agallas con larvas de avispilla en su interior. Cuando lo descubrió, la primera persona a la que avisó fue a su vecino Jesús Quintá, presidente de la IXP Castaña de Galicia. Quería constatar que las protuberancias de las hojas y de los brotes eran realmente lo que parecían: Dryocosmus Kuriphilus. Quintá cuando las vio no tuvo ninguna duda de que se trata de uno de los problemas que le está quitando el sueño, desde hace ya bastante tiempo, a los productores la castaña. Hostelera y empresario constataron que en los alrededores de la casa de turismo rural la plaga está ya asentada en árboles centenarios y alguno de ellos ya presenta signos bastante evidentes de que empiezan a secar.

En San Miguel de Pena fue el primer lugar de la comarca de A Ulloa en la que el presidente de la IXP constató la presencia de la avispilla, aunque era conocedor de que está ya extendida por el 80% de las plantaciones de Galicia.

El árbol que asombra el patio de la casa de turismo rural, que tiene sus años pero bastantes menos de cien, no es el único afectado por la plaga. En la propiedad de enfrente, la de la Torre de San Miguel de Pena, perteneciente al ducado de Medinaceli, los castaños centenarios, alguno de ellos ya hueco por dentro están todavía en peor situación. De la avispilla no se escapan tampoco los árboles jóvenes.

La segunda llamada que efectuó Sonia Porto, después de constatar que el insecto había puesto los huevos en el emblemático árbol de su propiedad fue al departamento de Medio Ambiente de la Xunta. «Quiero saber -dijo- qué puedo hacer para erradicar la plaga de mi castaño y qué tratamientos se pueden aplicar».

La respuesta del funcionario que la atendió no solucionó esa duda. Posiblemente la acrecentó aún más. Del otro lado del teléfono le comunicaron, según explicó ayer, que enviarían técnicos a la casa para comprobar su denuncia, pero que posiblemente no pudieran hacer nada hasta el año próximo. La razón, que las sueltas de este año de Torymus, el antagónico de la avispilla, con el que pretenden realizar el control biológico, ya están hechas, con lo que, posiblemente tendrá que esperar hasta el año que viene.

«Si nos quedamos sin castaños ¿Plantamos eucaliptos? ¿Es lo que pretenden?, señaló.

Fertilizar los castaños

El presidente de la IXP tranquilizó a Sonia Porto en el sentido de que posiblemente el castaño del patio de su propiedad no morirá. Para ayudarlo a que esto no ocurra le recomendó que le eche un fertilizante que lo vigorice y lo mantenga fuerte hasta que el Ministerio de Agricultura autorice las sueltas masivas de Torymus que llevan años reclamando.

Jesús Quintá no tenía la misma certeza sobre el futuro de los árboles de la misma especie más viejos porque, según dijo, su capacidad de regeneración no es la misma que en los jóvenes. En lo que está seguro que sí influirá será en la próxima cosecha de castañas, en que a las heladas se sumará la avispilla. «Nos conformaríamos con una reducción del 30%, pero a la vista de cómo se ha extendido la plaga podemos esperar lo peor, como ocurrió en su momento en Italia, que se quedaron sin el 80%».

Sonia Porto quería información sobre cómo puede afrontar la plaga en su árbol y cómo combatir el insecto que llegó de China para quedarse. Quintá le explicó que no es un problema individual con una solución individual. La avispilla está ya en toda la zona y fumigarla con un insecticida no tendría sentido porque volvería a asentarse. Esto lo están haciendo en los viveros pero en los bosques no es operativo. Otra posibilidad sería quitarle todas las hojas y quemarlas, algo que tampoco daría resultados a medio plazo porque el problema volvería a aparecer para la primavera siguiente, a menos que empezara a funcionar la lucha biológica. El Torymus se come las larvas de la avispilla. Según dijo, cuando más se extienda más difícil será de combatir y más insectos antagónicos necesitarán.

Por el abultamiento de las agallas, su color y por la cantidad de larvas que tienen las hojas y los brotes de los castaños, el problema no es de ahora. Calculan que debe ser el segundo año en el que la avispilla está atacando a los árboles de esta zona y en la próxima cosecha ya se empezará a notar la bajada de la producción. A Sonia Porto le preocupa que los viejos árboles puedan sucumbir a los efectos del insecto y reclama soluciones urgentes.

«Si nos quedamos sin castaños, ¿Plantamos eucaliptos? ¿Es lo que pretenden?

En la propiedad del ducado de Medinacelli la avispilla campa a sus anchas