Fuentes

Antón Grande

LUGO CIUDAD

11 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una panda de burrancas, cenutrios e intelectualmente borregos, han hecho la gracia de pintar, cual si fuese una máscara, la fuente que se encuentra en el parque Marcos Cela. Lo que no saben estos mostrencos es que esa fuente forma parte de la historia de Lugo. Es la fuente del Pilar, ubicada durante muchos años en la entonces llamada Tolda de Castilla, actualmente N-VI, en el tramo comprendido entre el balneario y el enlace con el campus.

A Tolda fue durante muchos años, especialmente en el franquismo, lugar de paseo de generaciones de lucenses que apaciguaban su sed en esta fuente o descansaban un rato en los escaños de granito que la rodeaban. Por A Tolda podía apreciarse, en los días primaverales o cálidos del otoño, el largo gusano colorista que conformaban los seminaristas que en fila de dos, con sus fajines rojos o azules según sus estudios, hacían de este tramo de carretera su lugar de paseo habitual.

Por A Tolda iban de paseo los intelectuales de la Peña del Méndez: Carballo Calero, Ángel Johán, Fole, Fernández de la Vega, Luis Pimentel o Ramón Piñeiro, que aprovechaban la libertad de estar al aire libre para hablar de literatura. Y posiblemente también de otras cosas. En A Tolda estaba también la Fonte das Augas Férreas, ahora rehabilitada aunque sus aguas ferruginosas y curativas que atraían a muchos lucenses son más que un recuerdo ya que ahora, vaya por Dios, resulta que no son aptas para el consumo humano. En Lugo hubo fuentes de gran tradición como la de San Lázaro, frente al Club Fluvial, ahora en secano; la de la calzada romana, que saciaba la sed de los que subían del Miño.