«En una sociedad machista, la lógica dice que esa condición se extrapola al adolescente»

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

«Una idea muy extendida es que los celos son muestras de amor, es decir, se les confiere un valor positivo»

25 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El caso del chaval de 14 años al que el Juzgado de Menores obliga a mantenerse alejado de una adolescente (13 años) por el contenido de los wasaps que le envió pone una vez más de manifiesto que el discurso oficial de la igualdada imperante discurre por unos cauces y la realidad por otros. Y así es muy difícil, cuando no imposible, que haya un cambio profundo y real en el modo de relacionarse. La psicóloga lucense Amanda Díaz Pena (Lugo, 1986) reflexiona sobre estos problemas, desde el conocimiento que le dan su formación profesión y la experiencia de los talleres sobre prevención de violencia de género y de igualdad de oportunidades que ha impartido en centro educativos, tanto de Primaria como de Secundaria. Avisa de que «hay muchos agentes de socialización que van en contra de un cambio real en la manera de relacionarse» e identifica algunos de ellos.

-¿Qué falla para que, después de tantos años de discurso de igualdad, ocurran casos como este?

-Hay que dejar claro que el aula es un reflejo de la sociedad y que la adolescencia aprende por imitación. Por eso, aunque son circunstancias que revisten gravedad, no me resultan sorprendente; si vivimos, como vivimos, en una sociedad machista, la lógica nos dice que esa condición se va a extrapolar. Hay muchos agentes de socialización que actúan, que van en contra de un cambio real en la manera de relacionarse.

-El discurso oficial va por un lado, y la realidad, por otro...

-Aunque se intenta que las formas de relacionarse sean distintas, hay muchos frentes abiertos que van contra ese intento; las series que ven, los juegos en los que participan, los libros que leen. El problema es que lo que se dice es una cosa y lo que se hace es otra.

-También es cierto que estos problemas se identifican porque el foco está puesto sobre ellos...

-La escritora Nuria Varela dice que el feminismo es una linterna que ilumina zonas oscuras. Durante mucho tiempo se ocultó la violencia de género, y, cuando se iluminan estas zonas oscuras, vemos todas estas circunstancias. El machismo tiene una capacidad de adaptación muy potente y es lo que estamos viendo.

-Perdone que insista, pero ¿qué falla en el proceso educativo, formativo, en la socialización?.

-En síntesis, que no hay una respuesta social de conjunto. La educación en esas esferas tiene que ser conjunta y social. No se puede decir que fallan solo las familias, o que fallan solo los profesores, o que fallan en solitario otros agentes. Pero hay agentes de socialización que es evidente que fallan. La publicidad que consumen los adolescentes refleja unas roles de género que son totalmente contrarios al modelo de igualdad. La violencia física es muy grave, pero detrás de ella hay mucha violencia psicológica. Está en lo que ven en las series; en los juegos y en lo que leen hay mucha violencia.

-Hay comportamientos tóxicos que en algunos casos son interpretados por los adolescentes como positivos...

-Sí. Es el caso de los celos. Una idea muy extendida entre los adolescentes es que los celos son muestras de amor, es decir, se les confiere un valor positivo, cuando realmente están directamente relacionados con el control del otro, con comportamientos tóxicos. Casos como este ocurrido en Lugo entre adolescentes nos muestran hasta que punto son negativos los roles de género, que están también en el bullying (acoso) y en el sexting envío de mensajes o de imágenes de contenido sexual explícito).

«Es un problema de toda la sociedad», dice la presidenta de Fapacel

En la comunidad escolar, el caso del adolescente obligado a alejarse de su supuesta novia, no ha pasado desapercibido ni mucho menos entre las asociaciones de madres y padres de alumnos. La presidenta de Fapacel, federación de asociaciones de madres y padres de alumnos, Belén Díaz, comenta esta cuestión desde una perspectiva general y la preocupación que generan estos problemas.

La presidenta de Fapacel señala que el reciente informe de Educación que refleja que entre alumnos de segundo y tercero de ESO se ven normales comportamientos de tinte machista resulta altamente preocupante. «Ahí tenemos mucho que trabajar, para cambiar el hecho de que en esas edades se vean como normales comportamientos que realmente no lo son», señala.

Díaz cree que «las nuevas generaciones vuelven a bajar la guardia» en el combate de comportamientos que están lejos de estar superados.

Recursos

La presidenta de Fapacel tiene claro cómo hay que hacer frente a este tipo de comportamientos: «Con la educación, en la familia, pero también con el cine, con la publicidad, etcétera».

Díaz señala que así como las Anpas tienen gran vitalidad en Primaria, flojean, con carácter general, en Secundaria. Las familias, dice, no se implican tanto porque las actividades extraescolares ya no exigen una participación tan directa, ni, en general, el servicio de comedor. «Como Anpas sí se están haciendo cosas. El año pasado se dieron charlas en los centros escolares y hubo alguna en otros ámbitos. «Hubo una en el centro Uxío Novoneyra, con Marta Engroba, de Si hai Saída y solo asistieron ocho personas», indica para dejar constancia del interés que despertó esta iniciativa fuera del horario escolar.

Identificar el problema

Para Belén Díaz, es importante que se hable de estos asuntos, porque de lo que se habla se analiza; si se les da visibilidad, los problemas existen y cuando se es consciente de ellos se pueden corregir».

Con respecto al caso del adolescente lucense al que el Juzgado de Menores impuso alejamiento de una menor de 13 años, reconoce que no conoce el asunto a fondo, pero indica que la jueza debió de ver un caso grave cuando adoptó dicha medida. En todo caso, señala que es preciso trabajar para evitar que se den casos así.

Díaz cree que «las nuevas generaciones vuelven a bajar la guardia»

«Cuando hay indicios de violencia, retirar el teléfono puede provocar aislamiento»

La psicóloga Amanda Díaz, máster en Educación de Género e Igualdad, destaca que las redes sociales y las nuevas tecnologías son, en sí mismas, neutras; es el modo de usarlas lo que puede convertirlas en herramientas útiles o peligrosas. De ahí la importancia de evitar el mal uso por los adolescentes.

-¿Cómo pueden intervenir los padres?

-Cuando hay indicios de violencia en las parejas de adolescentes, los padres sueles retirar el teléfono móvil a los hijos. Es una opción, pero hay que tener en cuenta en que eso puede provocar aislamiento en el adolescente. Es complejo. El control parental con respecto la uso que hacen de los teléfonos es importante, pero no podemos hacer que la red de apoyo de la que dependen, y de la que forman parte personas de su edad, se distancie. Es importante el control, pero probablemente es mejor no llegar a la retirada del teléfono. En todo caso, ya digo, es un asunto muy complejo.

-La repercusión social del caso del adolescente obligado a mantenerse alejado de una chica de su edad, ¿cómo puede afectar a personas tan jóvenes?

-En estos casos debe de quedar muy claro quién actuó incorrectamente y quién confió en una persona que le falló, para evitar que, finalmente, se responsabilice a la víctima. Lo que está claro es que la socialización diferencial perjudica mucho, claramente, a la mujer.