«El pico más alto de envejecimiento será en 2050»

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ALBERTO LÓPEZ

Cree que es necesario mantener vivo el legado y el espíritu reivindicativo del creador del servicio en Lugo

19 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

José Ramón Martínez Calvo, coordinador del servicio de Geriatría del HULA está volcado durante estos días en la organización del homenaje póstumo a Fernando Veiga Fernández, el creador de este servicio en Lugo. En Galicia solamente funciona otro similar en Vigo. El acto será el sábado en el salón de actos del hospital lucense y en él participará el conselleiro de Sanidade, Jesús Vázquez Almuíña. Martínez Calvo asegura que con este reconocimiento pretenden mantener vivo el legado y el espíritu de Veiga.

-¿En qué consistirá?

-Fernando Veiga era una persona muy querida. Fue el creador del servicio de Geriatría de Lugo. Nos dejó por una causa inesperada, sin poder concluir sus objetivos. Veiga trabajó mucho, peleó mucho y teníamos que hacer algo para mantener viva su memoria y su legado. En el acto intervendrán el conselleiro, que lo abrirá y lo cerrará; el gerente de la EOXI, Ramón Ares; su antiguo jefe, Ribera Casado, que lo formó en el Clínico de Madrid; Manuel Melero, adjunto del servicio, que le ayudo cuando lo estaba implantando; Ana Martín, una compañera de Madrid, residente con él y Laura Gamonal, la última que formó. El moderador seré yo.

-¿A qué se refiere cuando habla de que no se pierda su espíritu?

-Veiga fue pionero en desarrollar la atención especializada dirigida a los ancianos. Quería que se implantara en toda Galicia. Solamente tenemos servicio en Lugo y en Vigo, que son los hospitales que forman residentes. Él peleó mucho para que la especialidad se expandiera.

-¿La geriatría es la cenicienta?

-Eso habría que preguntárselo al conselleiro de Sanidade. Un ejemplo, en Lugo se formaron dos geriatras que están intentando trabajar en centros públicos de A Coruña y no hay forma porque no se crean plazas. Casi el 30% de la población es mayor de 65 años. Se exige atención pediátrica, pero no para los mayores. Esa es una lucha que está ahí.

-¿Con qué recursos cuentan?

-En la actualidad somos nueve geriatras, tenemos un servicio, al igual que Vigo, del que carecen otros hospitales. Ocupamos una media de 47 camas. En invierno llegamos a las 59-60, con el mismo personal. Necesitamos crecer y no nos dejan. Nuestros pacientes son muy complejos y precisamos ampliar personal. Tenemos también el hospital de día de geriatría, que colabora con las residencias, con atención primaria, con otros servicios como nefrología, digestivo, oncología. La valoración de nuestros pacientes supone dedicar tiempo y somos conscientes de que cada vez vamos a tener más. Nuestro hospital de día está en pleno desarrollo. En pocos meses pasaremos de funcionar de 8 a 3 a hacerlo de 8 a 20 horas, que es un cambio sustancial que permitirá que evitemos no solo que muchos ancianos acaben en urgencias, sino también el sufrimiento de las esperas.

-¿A cuántos atienden?

-Atendemos a entre 30 y 40 diarios, dependiendo de las necesidades. El hospital de día lo tenemos como vía rápida con las residencias de ancianos que se descompensan y a los que hay que hacer pruebas, comprobar si precisan cambios en el tratamiento. También nos mandan pacientes de atención primaria, de otras especialidades e incluso de urgencias. El flujo de pacientes es variable y va en aumento.

-¿Qué hay que hacer ante ese aumento?

-Hay que abrir los ojos y planificar con tiempo con la mirada puesta en 2050, cuando según todos los estudios, tendremos el pico más elevado de envejecimiento. Ahora estamos en el 28%, pero en esos años sabemos que pasaremos del 30% y hay que estar preparados. Nos encontraremos con muchos pacientes que demandan atención y con poca población para trabajar. Si las personas mayores no están bien atendidas nos vamos a crear una bola de nieve inmensa que va a afectar a las familias.

-¿Qué hay que hacer de cara a los próximos 20 años?

-Programar la atención geriátrica a nivel de Galicia. Existe un programa para crónicos, en el que están incluidos jóvenes y viejos, pero en ese programa no hay ningún geriatra. El objetivo es mantener activo al anciano. Muchos llegan a nuestra consulta conduciendo sus propios coches y quieren seguir haciéndolo. Para ello necesitamos empezar ya con programas de valoración de actividades con atención primaria para interpretar las señales que nos transmiten las caídas frecuentes, el deterioro funcional y otros síntomas. La OMS dice que el envejecimiento es saludable. Sabemos que vamos a envejecer, pero tenemos que hacerlo con cuidados y en las mejores condiciones.

-¿En que se diferencia la atención de un médico de familia de la de un geriatra?

-Su formación es diferente. La orientación de los geriatras está dedicada a conocer el tipo de patología de las personas mayores de 65 años, su prevalencia; valoramos situaciones con las que nos encontramos todos los días; evitamos la polifarmacia; determinamos a tiempo el deterioro cognitivo; controlamos la patología del estreñimiento, que es muy importante a esas edades; conocemos muy de cerca los trastornos por malnutrición. Y, lo que es también importante hay pacientes sanos a los que hay que cuidar para que sigan con su misma actividad y tratar de evitarles deterioro funcional, trastornos depresivos o demenciales.

«El hospital de día funcionará hasta las ocho de la tarde, en meses. Es un cambio sustancial»

«Muchos pacientes llegan conduciendo su propio coche y quieren seguir haciéndolo»