Los alemanes detectaron en 2008 el envío de cocaína a Lugo que seguía la Guardia Civil

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Dos agentes con ropa de la empresa de transporte hicieron la entrega en Culleredo y detuvieron al recepcionista

23 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En la segunda jornada del juicio en la Audiencia Provincial a diez hombres acusados de delito contra la salud pública (introducción de cocaína en España), quedó perfilado por las declaraciones de los agentes de la Guardia Civil que prestaron declaración cómo se llevó a cabo en diciembre de 2008 y enero de 2009 el operativo policial desde que se controló el envío de la droga (14.240 gramos de cocaína) desde Brasil hasta su entrega en Culleredo.

Uno de los guardias que declaró fue el jefe del grupo de la Benemérita que llevó a cabo la investigación. Fueron siguiendo el recorrido del envío (engranajes en cuyo interior se encontraba la droga) mediante el sistema de posicionamiento que ofrece la empresa de transportes. Temieron que la operación se fuera al traste cuando comprobaron que el envío se había detenido en Alemania. La autoridades alemanas detectaron que en dicho envío había droga y acordaron la entrega vigilada. Así fue recibido en Barajas por miembros de la Guardia Civil y del Servicio de Vigilancia Aduanera.

En un vehículo de la Guardia Civil, los paquetes fueron trasladados a Lugo, y, desde allí, un par de días más tarde, a la empresa de Culleredo a la que iban destinados. El transporte hasta Culleredo se efectuó en una furgoneta de la firma de mensajería por la que fueron enviados los paquetes; en ella iban, vestidos con la uniforme de la empresa, un guardia civil y una agente del SVA. En el punto de entrega, en un local de una empresa coruñesa, el envío fue recibido por el hermano del titular de la firma, que colaboraba en ordenar los materiales acumulados en el local, propios de la actividad a la que está, o estaba, dedicada la firma y que dijo desconocer qué había en los paquetes. Una vez que firmó el recibí fue detenido. Eran tres engranajes, que pesaban unos 200 kilos.

Al día siguiente de la entrega, el 14 de enero de 2009, se procedió a abrir los engranajes, y en su interior había 14.240 gramos de cocaína. Para abrir las citadas piezas fue utilizada una llave que previamente había sido enviada desde Santa Cruz de Bolivia. Según explicó uno de los agentes, la llave especial no funcionó bien en todos los casos y fue necesario recurrir a otros métodos.