¿Beber cerveza, sidra, zumo o vino retrasa el envejecimiento?

Laura López LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

El campus estudia cómo los antioxidantes de estas bebidas protegen de las lesiones neuronales

19 ene 2015 . Actualizado a las 14:08 h.

¿Pueden ayudar la cerveza, el vino, la sidra o los zumos a retrasar el envejecimiento? Es una de las preguntas a las que pretende dar respuesta una investigación que se acaba de poner en marcha en el campus de Lugo, Contenido en antioxidantes y relación con el envejecimiento saludable aplicado a sidra, cerveza y zumo (oxidrinks). El secreto está en los antioxidantes presentes en estas bebidas, según explica el catedrático de Farmacoloxía Luis Miguel Botana, que dirige el estudio, en el que participa también el laboratorio lucense Cifga y la empresa chantadina Customdrinks.

«Tenemos que localizar los antioxidantes que hay en estas bebidas, purificarlos y estudiar su efecto», explica Botana. Esto lo hacen, entre otras cosas, aplicándolo a animales transgénicos con alzhéimer, ya que «los antioxidantes protegen de las lesiones neuronales» y su presencia puede llegar a ser elevada en estas bebidas, por los componentes que se le echan y por la presencia de frutas.

Adán Veiga, responsable de Explotación de Customdrinks, explica que el objetivo es «mejorar e intensificar» el potencial antioxidante de sus bebidas y «poner en valor su efecto beneficioso como vía de prevención de enfermedades neurodegenerativas relacionadas con el envejecimiento». Desde esta empresa relatan que recurrieron a la USC por la «larga experiencia» del departamento de Farmacoloxía de la facultad de Veterinaria de Lugo: «Tienen varias líneas de investigación relacionadas con el estudio de enfermedades neurodegenerativas, han participado en un gran número de proyectos de ámbito regional, nacional y europeo relacionados con esta temática y han patentado el efecto neuroprotector de varios compuestos de origen marino».

Estándares certificados

En este sentido, Botana relata que el interés de Cifga en este estudio se debe a que desean ampliar su radio de acción y tener antioxidantes para venderlos como material de referencia, ya que los estándares certificados ofrecen «una calidad de análisis muy superior». El investigador destaca el prestigio y el trabajo de esta empresa, «la única que vende estándares certificados de toxina marina, y la única en Europa que tiene la ISO 34 para toxinas marinas, lo que les otorga un nivel de excelencia muy alto». Los estándares certificados ofrecen un valor analítico muy alto, no hay error, y eso es importantísimo para sectores como el de la seguridad alimentaria.

El estudio, que se desarrollará hasta finales del 2019, cuenta con la financiación de la Agencia Estatal de Investigación, que depende del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. Explica Botana que cada vez es más habitual la colaboración entre empresas y universidad en las investigaciones, y esto es consecuencia de «las políticas del Gobierno, que apuestan por una investigación más aplicada». Para Botana, debería fomentarse más la investigación pura, pues ambas son «necesarias» y «no son incompatibles». Por su parte, Veiga señala que la colaboración entre empresa y universidad va a más: «Creemos que la universidad está haciendo un gran esfuerzo en compartir su capacidad investigadora con las empresas y dirigir sus investigaciones a objetivos comunes».