La policía tira la toalla. Un oficio incorporado a las diligencias judiciales dice que considera finalizadas las investigaciones en relación al doble crimen de O Ceao, ocurrido a finales de abril del año 1994. Además, el fiscal advierte que la instrucción «no debe prorrogarse más allá de lo estrictamente necesario». El malestar de los familiares de Elena López y Esteban Carballedo, las víctimas, ha aumentado. «Dicen que no tienen por dónde tirar y a nosotros no creemos eso», aseguró ayer Isabel López, la hermana de la cajera asesinada.
Los últimos datos de las diligencias que los familiares pudieron conocer son un escrito del fiscal y un oficio de la policía. El grupo que llevaba el caso dice que ya no tiene más de qué tirar y que la investigación se encuentra finalizada.
El fiscal, por su parte, dice que dadas las diligencias de investigación que solicitó la acusación particular, «la mayor parte de las cuales ya se han practicado, y teniendo en cuenta el tiempo transcurrido, desde que ocurrieron los hechos, esta parte entiende que la instrucción no debe prorrogarse más allá de lo estrictamente necesario para tomar la decisión adecuada sobre su continuación o archivo».
Recuerda el fiscal que en el momento actual las últimas diligencias solicitadas consisten en identificar a dos internos de Bonxe que supuestamente presenciaron una confidencia o confesión del único imputado». El representante del Ministerio Público dice que no se va a oponer a la admisión de esta diligencia pero dice que tiene que realizarse en un plazo prudencial para evitar «que la presente instrucción se prolongue ad infinitum». Para esa diligencia, dice, deberá ser comisionada la policía judicial para localizar a los internos y tomarles declaración.
Recuerda el fiscal que, después de que la Brigada Central de la Policía Judicial hubiese dicho que sus investigaciones acaron, por su parte no quedarían «otras diligencias por practicar, salvo las que se deriven en su caso de aquellas».
Los familiares quieren que se apriete la tuerca al único investigado que, en el momento de los hechos regentaba un bar de la Rúa Nova. «Era comentario generalizado de que allí se comerciaba con armas y drogas», dijo la hermana de la cajera asesinada. «Ahora dicen que la investigación está agotada y sin hacer lo que nosotros pedimos», dijo.