Las plazas de los párkings tienen casi medio metro menos de ancho de lo que dice la Xunta

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ni A LO LARGO NI A LO ANCHO. óscar cela

Para configurarlas como otros aparcamientos habría que suprimir una de cada tres

22 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Para no acabar haciendo malabares, llevando un apretujón o entrando por el maletero para poder sacar el coche de los párkings subterráneos de Lugo, que son del Concello y explota una empresa, casi habría que suprimir una plaza de cada tres, según la configuración actual. La solución que reclaman los usuarios, respaldados también por grupos políticos, se presenta complicada. Y lo es, entre otras razones, porque hay plazas que tienen un ancho que se aproxima a medio metro menos de lo que establece la Xunta.

La comprobación efectuada esta misma semana revela que hay veces en las que no quedan más que treinta centímetros para poder abrir la puerta del coche y entrar. Además, a algunos vehículos no les llega el largo. El ancho también es raquítico. La medición efectuada refleja que no alcanzan los dos metros. La Xunta dice que el espacio han de tener 2,40 de ancho, como mínimo.

Maite Ferreiro, concejala del BNG que viene reclamando con insistencia que hay que adaptar las plazas de los aparcamientos, también tiró de metro esta semana. Y lo hizo con la normativa en la mano: el Decreto 29/2010 de la Xunta, que aprueba las normas de habitabilidad de Galicia en las que se establecen unas medidas mínimas para las plazas de estacionamiento de vehículos (4,70 de largo y 2,40 de ancho). Claro que la norma es muy posterior a la fecha de construcción de los aparcamientos que entraron en servicio a finales de los ochenta. De todos modos, la edila nacionalista advierte que ya en el 1978 Madrid estableció para los aparcamientos una medida mínima de 2,20 metros de ancho.

Para aplicar esa norma actualmente en el aparcamiento de Santo Domingo no hay más que dos soluciones, eliminar una plaza o tirar columnas. Lo último es imposible. Este párking tiene dos hileras con más de quince columnas cada una. Entre cada una de ellas hacen que entren tres coches a costa de que los usuarios, que pagan por aparcar en las debidas condiciones y ni se les informa de las dificultades, hagan malabarismos.

Algunos conductores le llaman a los aparcamientos los párking de los flacos o de los 30, en referencia a los centímetros que quedan para poder entrar. Pero es que, además, si se opta por entrar por los accesos peatonales que discurren en las entradas y las salidas de los vehículos, el cruce con otra persona se complica. Si un usuario baja y otra sube, por ejemplo, uno de ellas tendrá que arrimarse bastante a las paredes porque el paso es dificultoso.