«Cuando lees cáncer se te cae el mundo encima»

tania taboada LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

ÓSCAR CELA

Una lucense de 48 años, afectada por un tumor en un pecho, explica cómo cambia la vida tras la enfermedad

19 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca tuvo miedo al cáncer porque siempre lo vio como algo ajeno. Pero el día nueve de junio de 2015, y coincidiendo con el cumpleaños de Celia, su hija pequeña, vio como en el resultado de una biopsia aparecía escrito un término preocupante. «Cuando lees la palabra carcinoma en un papel que lleva tu nombre se te cae el mundo encima», relata Marga Somoza, una lucense, que con tan solo 47 años fue víctima de un cáncer de mama. Partía con una ventaja: lo habían cogido a tiempo, era joven y querían evitar sacarle el pecho. «Lo primero que hice fue bucear en Internet para saber el significado de los términos pero no la interpretación, esto me lo iban diciendo los médicos. Cada caso es diferente y cada tratamiento es personalizado», cuenta Marga.

Todo empezó en mayo del año pasado cuando Juan, su pareja, le reveló algo que ella no había percibido. «Me parece que te noto un pequeño bultito», le dijo. Como tenía antecedentes y hace 20 años le habían sacado un tumor benigno, fue al ginecólogo, quien en un primer momento lo achacó a una alteración en el tejido mamario. Pero debido a su pasado, le mandaron adelantar una mamografía que tenía fijada para noviembre. La hizo en mayo y algo estaba mal. Le hicieron una biopsia y tenía en el pecho derecho un tumor. «Era muy pequeñito pero malo y avanzaba a pasos agigantados», relata Marga.

Empezaba una nueva etapa en la vida de esta lucense, donde su pareja fue la persona clave y también sus hijas: Julia de 15 y Celia de 12 años, a quien quiso retrasarle la verdad para no agobiarlas con el dichoso cáncer:

-«Me tienen que sacar un bultito y tengo que ir a dormir al hospital», les dijo.

-¿Es cáncer, mamá?, le preguntó Julia.

-De momento no. Por eso me voy a operar. Para que no lo sea.

Fue la conversación con sus dos niñas antes de ir al HULA.

En la Unidad de Mama del Hospital de Lugo la exploraron, firmó el papel de consentimientos, y le explicaron el proceso futuro. Quedó encantada con este servicio, al igual que con el de la Asociación del Cáncer de Lugo. «En cuanto al HULA hay un equipo muy bueno que cuenta con una doctora muy profesional y humana y en la Asociación también hay grandes profesionales», dice.

En el caso de Marga era un bulto pequeñito pero avanzaba. Había que sacarlo cuanto antes. Así que el 30 de junio tocó pasar por quirófano. «Tuve que ir a Coruña a marcar los ganglios centinela para ver si el tumor estaba extendido. La operación duró unas tres horas, y es que a la vez que operan, analizan a grosso modo y después hacen un despiece del tumor», explica Marga, a quien le sacaron el bulto y también los ganglios.

Se operó un lunes, pero no desaprovechó el fin de semana. Optó por pasarlo en la playa de la Illa de Arousa, junto a Juan. Allí disfrutaron e incluso se hicieron varios selfies para el recuerdo, él con gafas y ella con un sombrero de paja, en señal de lo que vendría después. Siempre con humor e intentando llevar el problema de la mejor forma posible. De regreso a Lugo, la mente de ambos estaba en el día después. Tocaba quirófano y horas de intranquilidad para todos. «Si no vuelvo, brindad por mi», dijo antes de entrar. Después de tres horas de operación y toda la tarde en reanimación, se daba por hecho que todo quedaría limpio. Cuando Marga preguntó por el resultado, le contaron una pequeña mentira. «Juan me dijo que si todo salía bien dejaría de fumar pero no lo hizo. Me acabó confesando que los ganglios habían dado mal y que había que analizar el trocito que sacaron. Esperaron dos semanas por el análisis pero afortunadamente el resultado fue que los ganglios estaban bien y la axila limpia pero había células tumorales al borde del bulto y podía haber peligro de que hubiese algo dentro. Había que volver a abrir y sacar esas células. Si daban mal, había que sacar el pecho. Afortunadamente todo salió bien.

Tras las operaciones tocó el tratamiento. El cuatro de septiembre dio la primera sesión de quimioterapia. Llevó cuatro fuertes, una cada 21 días; y 12 semanales más suaves. En cuanto a la radio, llevo 30 sesiones. 25 en todo el pecho y cinco localizadas.

«Te preocupa la estética y las cicatrices. Se te cae el pelo, tienes fiebre, sientes hormigueo en las manos...Pero yo me quedo con la imagen de mi peluca». «Te conciencian de que la enfermedad va para largo tiempo y debes pensar en ti. Tú decides con quien quieres vivirla y con quien quieres compartirla. Si la persona que eliges está dispuesta a aceptar ese papel, entonces tienes parte de la batalla ganada», concluye Marga.

«Te dicen que la enfermedad va para largo y tú decides con quien quieres compartirla»

«Me afeitaron en la peluquería y me alegré al ver la peluca; como llevar un gorro de piscina»

«Intento estar ocupada; ahora soy ama de casa, cocino y estoy escribiendo un libro»