Fontiñas hace perder la paciencia: 13 minutos para recorrer 1,5 kilómetros

XOSÉ CARREIRA LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

CEDIDA

Una de las avenidas más relevantes de Lugo precisa reorganización para atajar el caos

16 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Fontiñas crispa los nervios al más tranquilo. Atravesar en coche una avenida que solo tiene un semáforo que está al final de la misma supone acabar, casi con toda seguridad, de mala uva. El recorrido efectuado el viernes en torno a las dos de la tarde no pudo ser más desastroso: 13 minutos para recorrer el trayecto en sentido a la Avenida de Madrid y 9 hacia San Eufrasio. Y menos mal que este último fue sin el follón que se monta cuando salen los alumnos del IES Sanxillao. De ser así, hubiesen sido quince o más. Fontiñas es el ejemplo que tendría que figurar en los manuales de cualquier policía local de lo que no debe ser una arteria principal de una ciudad. La avenida necesita una reorganización urgente.

Con los 13 minutos invertidos en transitar Fontiñas, cualquier conductor hubiese llegado desde el Anxo Carro a Outeiro de Rei, cumpliendo escrupulosamente el límite de velocidad, que es de 80 en toda la N-VI. Son casi 15 kilómetros. Fontiñas tiene uno y medio hasta la Ronda das Mercedes, pero el recorrido se hace eterno.

No empieza nada bien el itinerario, porque hay momentos en los que ya existe cola al atravesar Montero Ríos. Es consecuencia del ceda al paso que han de hacer los automovilistas en el enlace con el polémico cruce de San Eufrasio. En el punto confluyen centenares de vehículos en las horas punta y se lía parda cuando los que vienen de la zona de Infanta Elena optan por seguir paralelos a la vía del tren para evitar los semáforos de la calle Cervantes y también los de Montero Ríos y Pastor Díaz.

 Coches en la acera

Encontrarse coches sobre la acera derecha en el sentido de la marcha en el primer tramo es coser y cantar, porque no hay plazas de estacionamiento, lo que ocurre en el lado izquierdo. De poco sirve comenzar a cabrearse por la espera, porque queda toda la avenida por atravesar.

El cruce con el acceso a San Eufrasio suele ser caótico e incluso cómico. Aunque han de ceder los que van por la avenida, muchos conductores montan lío. Algunos paran cuando no deben, otros se meten... En fin, un desbarajuste que ya comienza ya a estrenar las bocinas.

A partir de esa conexión hasta el desvío de subida hacia Ramón Montenegro está la zona más caliente, porque unos cien metros más adelante todavía se incorporan más vehículos. Son los que proceden de San Eufrasio y suben por el Carril dos Indios. Y a partir de ese momento parece que ni la tierra se mueve. Desde luego, los coches, no. ¡Como van a hacerlo si delante va un autobús que no consigue pasar porque alguien aparcó casi encima de un paso de peatones y no queda sitio para pasar con la fila de coches aparcados a derecha y a izquierda!.

Por veces Fontiñas parece una de esas plataformas donde las fábricas de coches van dejando las unidades que fabrican en espera de que las carguen en trenes y se las repartan por el mundo adelante. Hay coches por delante, por detrás, por la izquierda, por la derecha... Una pesadilla.

Al chófer del bus no le sirven de nada los bocinazos. El conductor del coche aparece pronto, tranquilamente, y de nuevo vuelve a ponerse en marcha la circulación, que vuelve a pararse en la siguiente rotonda porque los que quieren girar hacia la izquierda quedan atascados por el tráfico que va hacia San Eufrasio.

Hay paradas constantes y eso que en todo este trayecto no hay ningún semáforo. El primero está en la intersección de Rof Carballo y genera colas, pero llegados a este punto, ya se ve salida, el final del túnel. El trayecto en sentido Avenida de Madrid-San Eufrasio es más llevadero. Pero, ojo, puede ser tan caótico como el inverso si se coincide con los papás invadiendo zona del conservatorio de música y la escuela de idiomas. Es la jungla, y la Policía Local, aunque está cerca, nunca aparece.