Retratos de la naturaleza

Mercedes Rozas

LUGO CIUDAD

El Museo Provincial de Lugo acoge las últimas obras de Villamide, motivadas por su preocupación por los problemas medioambientales, por una inquietud por el paisaje en las que el autor adapta prótesis, férulas con las que inmoviliza las ramas heridas, haciendo converger en la misma tesitura lo ético y lo estético

22 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Bastaría con recapacitar sobre el propio título de esta exposición para comprender que las intervenciones artísticas que Christian Villamide (Lugo, 1966) realiza habitualmente, siempre contemporizando con el espacio, responden a una preocupación por problemas medioambientales, una inquietud por el paisaje que no llega, como él mismo confiesa, a profundizar en las líneas del ecologismo, pero que lo mantienen alerta ante los desastres que amenazan al planeta. Sus ideas, trasladadas desde hace tiempo a la escultura, la fotografía y el vídeo, también a la pintura, no son puro eslogan: detrás hay una visión subjetiva e intelectual que mueve el teclado de la complicidad con el espectador, buscando una mirada que se implique con el contenido de la obra y acabe completándola.

Los retratos de la naturaleza han ido cambiando a lo largo de la historia del arte a medida que los artistas provocaban un diálogo entre la realidad y las formas de representación. Desde los inicios del XX esos cambios fueron radicales, lo sugería Paul Valéry en unas reflexiones sobre las bellas artes que sirvieron luego de prólogo a Walter Benjamin: «Ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo son ya lo que siempre han sido», advirtiendo además que serían las novedades las que consumarían la metamorfosis misma del concepto del arte. Fueron «las capacidades modernas» las que revisaron con amplitud de miras el género del paisaje, que dejó de ser un motivo exclusivamente pictórico para convertirse en pretexto muchas veces nuclear de la fotografía, el vídeo o las instalaciones. El Land Art como movimiento artístico amplió en la década de los sesenta las múltiples posibilidades introspectivas del vínculo entre naturaleza y arte.

Naturaleza discapacitada, Paisajes cautivos o Dialéctica del territorio son propuestas que Villamide encaja en esa nueva imaginería del paisaje, con un discurso abierto que evidencia la intención de la trama argumental, que pasa por un compromiso con el acosado destino de la naturaleza. El autor, mediante un sistema de ortesis, inmoviliza los elementos heridos de sus creaciones, haciendo converger en la misma tesitura lo ético y lo estético. De estas piezas tutorizadas no se desprende un sentimiento neutral, hay una clara toma de posición que se refleja a través de materiales como la madera, mármol, hierro, cristal o lienzo, de técnicas como la fotografía y el vídeo y de conceptos de belleza que eclosionan en el espacio, apropiándoselo, al mismo tiempo que se alejan de planteamientos convencionales. El poeta francés dijo que todo arte tiene una parte física que ya no es posible considerar y tratar como antaño. Las instalaciones del artista lucense son un buen ejemplo.

En el Museo de Lugo hay obras que se matizan con la luz, juegan con la luz, por ejemplo Serendipia o Herbolarios, mientras otras trepan por las paredes de las salas o se enredan en las ramas de los árboles, ya en el exterior. El entorno como sujeto y el arte como medio justifican la interpretación de Christian Villamide, cercana a la escultura expandida y a la vehemencia de aquellas expectativas que inauguraron nombres como Robert Smithson o Michael Heizer, lecturas marcadas por un nuevo ideario que pone rostro a la realidad actual. Esta exposición es la segunda parte de Paisaxes Transversais, que el artista llevó a cabo hace solo unos meses en la galería Bus Station de Compostela.

LUGO. Museo provincial. Hasta el 31 de julio