Un lugués que evitó que su mujer se ahorcase, culpa a un médico de ser detenido por maltrato

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

LUGO CIUDAD

Reclamó una indemnización de 32.000 euros, pero no consigue que le den la razón

02 may 2016 . Actualizado a las 12:39 h.

Un lugués reclamó una indemnización de algo más de 30.000 euros porque, después de evitar que su mujer se colgase con una cuerda, acabó siendo detenido por malos tratos en base, dice, a la opinión de un médico del 061 que acudió para prestar asistencia a la víctima. Su versión no fue tenida en cuenta por la Consellería de Sanidade por considerar que la actuación del facultativo fue correcta. Este aseguró en un informe que no había dado ninguna orden de detención y que fue la policía la que actuó de oficio. Los hechos ocurrieron en las últimas horas de la tarde del día de Navidad del año 2012, pero aún se arrastran actualmente como consecuencia del litigio promovido por el afectado.

El hombre asegura que llegó a casa y se encontró con que su esposa había ingerido más medicamentos de la cuenta. Ya no era la primera vez. La mujer insistía en quitarse la vida, pero su esposo trató de evitarlo.

La situación en la casa se fue complicando paulatinamente hasta el extremo de que ella reaccionó de una manera muy agresiva, y en pleno ataque de ansiedad y nerviosismo incontrolable, según el denunciante, cogió un cuchillo de cocina e intentó lesionarse. Su esposo trataba de evitarlo, pero ella lo amenazaba con clavárselo.

Asegura el afectado que, después de conseguir retirarle el cuchillo, ella anunció que se ahorcaría, y le exigió que se fuera de casa para no implicarlo en el suicidio. Su esposa cogió una cuerda del tenedero, la ató a una barra de la terraza de la cocina, se subió a una escalera y se enroscó el cordel al cuello. En la denuncia, el hombre hace constar que no consiguió evitar que esto sucediera.

Golpes contra la plaqueta

Ocurrió que la cuerda no aguantó el cuerpo de la mujer, que acabó cayendo al suelo después de golpearse contra la pared. Su esposo, explica en la denuncia, trató de levantarla; pero ella forcejeó, y comenzó a lesionarse golpeándose la cabeza contra la plaqueta del suelo.

El marido llamó al 061, y pidió ayuda urgente porque no era capaz de controlar la situación. En la casa se presentaron tres sanitarios y un médico. El facultativo habló en privado con la mujer; y al acabar anunció al marido, según la versión de este, que iba a ser detenido porque tenía sospecha de maltrato. El afectado advierte que no se le permitió «contextualizar lo acaecido dentro de los antecedentes de depresión y el historial de episodios dramáticos y recurrentes, como el de aquel día; de intentos de suicidio que, por desgracia, constan en la trayectoria vital de mi esposa».

En poco tiempo se presentaron en la casa agentes de la policía que se llevaron a los calabozos al marido, «siguiendo la equivocada decisión del médico». Dice la denuncia que el facultativo no ponderó los efectos que se le derivaban a la enferma por dos tratamientos. «El médico interpretó equivocadamente los hechos, no permitió que el reclamante expusiese la situación ni los antecedentes de su esposa y sucedió lo que sucedió: quien llamó al 061 solicitando auxilio para su esposa, acabó detenido en comisaría en una situación de absoluta de indefensión».

El médico, en un informe elaborado dos años después de los hechos, asegura: «No di ninguna orden, ni siquiera sugerencia de detención. Fue un policía quien me comunicó que tenían que actuar de oficio, al escuchar a mi lado la declaración de maltrato referida por la paciente».

La dura historia que vivió este lucense, que ahora reclama un resarcimiento económico, tuvo una segunda parte dramática. Nadie se preocupó por atender a su esposa mientras él estaba detenido en los calabozos; y a las diez de la mañana del día siguiente, cuando lo llevaron a otras dependencias para tomarle declaración, le informaron de que la mujer se debatía entre la vida y la muerte debido a las graves quemaduras que tenía al incendiarse la casa. El fuego debió producirse a las siete de la mañana, cuando la mujer se encontraba totalmente sola en el domicilio. El detenido tuvo que facilitar las llaves a la policía para que acudiera a efectuar una inspección ocular, en compañía de una persona de confianza del detenido. Un posterior informe policial concluye que la posible causa del incendio fue una colilla mal apagada.

Horas después el detenido fue conducido al juzgado de Violencia de Género, y tras prestar declaración quedó en libertad. La representación legal del afectado considera que toda la situación fue consecuencia del servicio médico prestado.

Sanidade dice en sus informes que no hubo descuido porque la paciente refirió al médico maltrato psicológico durante veinte años y que no se trataba de intento de suicidio.

La jueza que se encargó de analizar lo ocurrido, además de dejar libre al esposo de la víctima, decidió sobreseer la causa al no encontrar indicios de delito de maltrato por parte de quien había llamado al servicio del O61 en busca de ayuda.