Madres de día, más allá de la guardería

Elena Méndez Pérez
Elena Méndez REDACCIÓN / LA VOZ

LUGO CIUDAD

cedida

Conciliar es la palabra de moda, pero todavía es un sueño. Las madres de día ofrecen su experiencia y su cariño para que las trabajadoras no tengan que acudir a sus puestos con el niño bajo el brazo

15 feb 2016 . Actualizado a las 11:26 h.

Cuando termina la baja maternal comienza un drama. «¿Y qué hago ahora con el niño?», es la pregunta que se hacen la madres   que se reincorporan al trabajo y que no cuentan con una red familiar capaz de suplirlas. A los socorridos abuelos, las canguros profesionales y las clásicas guarderías se une ahora una nueva opción que llega desde Europa: las madres de día. Son madres, entre comillas claro, que cuidan en sus propios hogares a grupos muy reducidos de niños menores de tres años. En Galicia estos establecimientos son aún una novedad, y como sus clientes, apenas dan los primeros pasos. 

Cristina Seijas, formadora de las aspirantes a madres de día de la escuela Waldorf Meniñeiros en Lugo, explica que las principales, aunque no más importantes, diferencias con una guardería son trabajar en un hogar y con un máximo de cuatro niños. «Lo más importante es la atención individualizada amorosa y maternal que se le da al niño ya que esto hace posible su sano desarrollo físico, afectivo, social e intelectual.» «En estos hogares los niños pueden tomarse el tiempo que necesiten para experimentar con el movimiento: correr, subir y bajar, saltar, gatear, reptar.., el tiempo necesario para comer, dormir, para el cambio de pañal. Un tiempo con el ritmo vivo y flexible, no así una estructura de horarios fijos».

Le dan gran importancia al juego libre y proponen una estimulación normal, con muy pocos juguetes, y estos inacabados, para que los niños les den el uso que necesiten en cada momento. «Nos alejamos de la hiperestimulación para que ellos sean protagonistas de sus propios juegos y de su desarrollo. Nadie mejor que ellos sabe qué necesitan en cada momento»,  señala Cristina.

Aunque tire piedras contra su tejado, Cristina Seijas considera que es de suma importancia que un niño permanezca con su madre hasta los 3 años de vida el máximo tiempo posible «y esto parece imposible, ya que hay muchas mujeres que tienen serias dificultades para organizar su jornada laboral con su maternidad». En cuanto a la opción de llevar al niño al trabajo como hizo Carolina Bescansa considera «que para muchísimas mujeres sería imposible desempeñar su trabajo con un bebé y además el bebé no estaría en un lugar adecuado para poder satisfacer sus necesidades básicas».

La casita de Silvia

 Silvia Faria es una ourensana de 40 años y madre de una niña de 5 que tras trabajar 15 años como profesora de educación infantil en un centro escolar concertado decidió cambiar de rumbo y emprender  su propio proyecto como madre de día. Proyecto que en dos meses abrirá sus puertas en Ourense. «Yo me crié en un pueblo, con mi abuela, que me enseñó a contar con las hojas caídas de los árboles, con el sacho en la mano. Cuando entré en contacto con las madres de día me di cuenta de que era esto lo que quería. Me formé en Lugo y en Altea con mi mentora Sandra Chandía y ella me animó a crear mi propia escuela. Estoy rehabilitando una casita en Ourense  con un pequeño jardín para arrancar esta nueva fase de mi vida». 

En La Casita de Silvia acogerá (por 250 euros al mes) a cuatro o cinco niños en un horario flexible de ocho a tres para compaginarse con las necesidades de los padres.  Las canciones y los poemas marcan el ritmo de la casa en la que se recibe a los niños con un contacto cariñoso y se les ofrece un desayuno antes de pasar a los juegos. Con juguetes  de madera, sin plásticos y sin televisión.  Hay una canción para ir a comer (alimentos ecológicos) y otra para visitar el baño. Un momento para el huerto y para dar gracias al sol.  También hay relax y siesta.  Es una crianza con apego, sin horarios y sin estrés.

Además de cuidar a los niños también se atiende a los padres a los que se ofrece asesoramiento educativo y apoyo para afrontar cualquier problema que les surja con sus hijos. Conferencias con especialistas y coloquios completan las actividades. «Lo ideal sería que el primer año los niños estuvieran con sus madres. La ruptura después de una baja de tres meses es demasiado drástica. Nosotros trabajamos para que la transición del niño que se ve obligado a separarse de su madre que va a trabajar se haga de la forma más saludable y sin sobrexcitaciones, en un entorno  amable, con el menor sufrimiento posible», dice Silvia.

El sistema está muy extendido en Alemania, Inglaterra, Suiza y Francia. Inés Gámez de Rus, que en el año 2000 ya trabajó en Berlín cuidando niños bajo estas pautas, decidió exportar este modelo a nuestro país. Ella, que fue la pionera, es hoy la presidenta de la Asociación Madres de Día de España. (www.madresdedia.org). 

Casas niño

El modelo de crianza en casa ha empezado a reproducirse, con distintos enfoques, por toda España. Algunas son  casas amigas, otras casas canguros y en algunos casos cuentan con el apoyo económico de las administraciones autonómicas. En Galicia, la Xunta también otorgará ayudas para la puesta marcha en el rural de un servicio de este tipo. Se trata de 30 casas niño en las que una cuidadora acreditada atenderá a niños menores de tres años, en horario flexible, en su propio domicilio.  

Ya hay 50 mujeres que han recibido formación específica en Lugo y Ourense para poder abrir una de estas casas en las que no podrán acoger a más de cinco menores.

La vivienda deberá contar con una sala con calefacción e iluminación y ventilación naturales y un mínimo de 4 metros cuadrados por menor, distribuida y organizada con criterios de flexibilidad para dar respuesta a las distintas necesidades de los niños. También tendrá que disponer de una  zona diferenciada para el descanso y la  higiene infantil y otra para la preparación de alimentos, almacenamiento y conservación de estos.