El primer tramo de la autovía de Lugo no estará hasta el 2018

x. rodríguez, S. varela SANTIAGO / LUGO/ LA VOZ

LUGO CIUDAD

La autovía de Lugo tiene aún mucho camino que recorrer hasta su culminación.
La autovía de Lugo tiene aún mucho camino que recorrer hasta su culminación. alberto lópez< / span>

Fomento proyecta financiación para el enlace con Arzúa hasta el 2017

19 mar 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

La autovía A-54 de Santiago a Lugo está cerca de tener los primeros tramos de su recorrido. Es una actuación que lleva años en el candelero, con altibajos en su construcción, que actualmente está caminando a un buen ritmo. La capital lucense es la única ciudad que no tiene una conexión directa adecuada y los compostelanos aguardan como agua de mayo a su inauguración.

Pero donde está avanzando realmente la construcción del corredor es en la parte de Lugo, en donde hay tres tramos muy avanzados. Esos trechos son los de Nadela-Vilamoure-conexión de Lugo; Vilamoure-Monte de Meda; y Monte de Meda-Guntín. Las empresas que están ejecutando las obras lo hacen a un buen ritmo con el fin de intentar acabar cuanto y que estén abiertos antes de que finalice mayo.

La intención del Ministerio de Fomento es proceder al acto de inauguración de esos tramos, y eso no será posible por ley a partir del 1 de abril. Esas prisas no existen, en cambio, en la parte de Santiago, en donde la actuación camina excesivamente despacio, sobre todo en el tramo entre Arzúa y Palas de Rei.

Algo más avanza en el trecho Lavacolla-Arzúa, con las máquinas en movimiento para intentar abrir esa parte del vial lo antes posible. Pero eso no sucederá seguramente hasta el año 2018, a no ser que Fomento decida imprimirle más velocidad a la actuación. El hecho es que el ministerio ha incluido partidas en el año 2017 para este tramo, que mide 18,5 kilómetros y tiene un presupuesto de 95 millones de euros.

Pero el escollo principal radica entre Palas y Arzúa, cuyo proyecto está sometido al proceso de exposición pública. Es decir, queda aún un largo proceso hasta que el diseño se traduzca en obras. Este recorrido, dividido en dos tramos, tiene una longitud global de 28 kilómetros.

Enlace con la AP-9

Por ahora, lo único que funciona desde Compostela a Lugo, ya desde el año 1999, es el trecho Santiago-Lavacolla, que Fomento proyecta conectar con la AP-9. A este respecto, el Ayuntamiento quiere que este enlace orbital llegue a la N-550 y que los proyectos de Fomento y de Audasa estén coordinados. «Non teño ningunha dúbida de que nos vindeiros meses poderemos buscar un encaixe, que non é fácil, porque a cuestión da AP-9 está recollida nun convenio coa autopista e o vial orbital e o enlace da Cidade da Cultura non están nos orzamentos do capítulo 6 do Ministerio de Fomento», dijo el alcalde Agustín Hernández. Piensa, no obstante, que el acuerdo es posible.

Un corredor que lleva una larga andadura en los papeles y una ejecución lenta

La historia de la autovía Santiago-Lugo viene de largo, concretamente del año 1992, cuando el ministro José Borrell anunció su intención de estudiar la construcción del vial. El compromiso lo recogió el Gobierno de Aznar dentro del Plan Galicia aprobado en el año 2003. El ejecutivo popular no acometió la actuación pero instó al Gobierno socialista que le sucedió a que se abordase la obra de la autovía.

Pese a la aprobación por unanimidad de la ejecución de este proyecto en el Congreso, la ministra Magdalena Álvarez lo dejó aparcado. La relevó en el cargo José Blanco, que sí movió el asunto y procedió a licitar tramos y a ejecutar las primeras obras. La crisis dejó en suspenso la actuación y Ana Pastor mantuvo inicialmente esa postura, hasta que le dio prioridad a la A-54 tras culminar otros proyectos.