PSOE, BNG y los portavoces vecinales lanzaron ayer duros ataques a Castiñeira
03 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Que en la sesión plenaria de ayer se declararía persona no grata a la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, era algo cantado; solo un milagro podría evitarlo, dado que la responsable del citado departamento no ha cambiado de discurso en cuanto a los nuevos servicios demandados para el HULA. El interés, dado por supuesto el acuerdo mayoritario, que se produjo, estaba centrado en saber qué alegaría el portavoz popular, Jaime Castiñeira, para mantener la posición contraria a la defendida por socialistas, nacionalistas y colectivos vecinales. También en la dureza que podrían alcanzar las intervenciones de los políticos y de los portavoces vecinales en un asunto en que ya ha llovido mucho y los ánimos están caldeados. El socialista Orozco, veterano de mil debates, también esta vez se sacó una carta de la manga: hoy, anunció, le pedirá una entrevista a Feijoo para decirle cara a cara que Lugo necesita los servicios que demanda, pero el de hemodinámica durante las 24 horas, sin más demora.
Cuando el portavoz del PP, Jaime Castiñeira, accedió al salón de plenos ya esperaban para entrar los vecinos que quisieron seguir en directo el debate de la propuesta para declarar persona no grata en Lugo a conselleira de Sanidade. Cuando llegó el momento de abordar el asunto, el alcalde indicó que, como estaba previsto, intervendrían un portavoz de los colectivos que promovieron la ILP del HULA y uno de la asociación Foro Lugo. Por los primeros, José Manuel Carballo, hizo un recordatorio muy crítico de la postura de la Xunta, y en concreto de su presidente y de la conselleira de Sanidade, en relación con la demanda de los servicios de hemodinámica 24 horas, radioterapia y medicina nuclear. Acusó a Feijoo de un incumplir el compromiso adquirido en febrero de 2011 de ponerlos en servicio en tres meses.
Carballo también censuró que ni Feijoo ni la conselleira hayan querido recibir a los representantes vecinales. Destacó también las multitudinarias protestas ya llevadas a cabo y la anunciada para el 21 de mayo, tres días antes de las elecciones locales. Dejó en el aire una pregunta dirigida a Feijoo y Mosquera sobre dónde preferirían tener un infarto, si en Lugo, donde el servicio de hemodinámica solo está operativo por la mañana, o en A Coruña, donde funciona todo el día. Indicó que cuando la ambulancia medicalizada de la zona de Lugo traslada pacientes a A Coruña, la capital se queda sin dicho servicio. Rocío Mosquera es «é unha prepotente e indigna conselleira», dijo.
Por su lado, el portavoz de la asociación Foro Lugo, Ildefonso Saavedra, suscribió plenamente los argumentos de los promotores de la ILP, y dijo que «no es menos culpable [que la conselleira] el presidente de la Xunta». Cargó con dureza contra el portavoz popular, Jaime Castiñeira, por no defender, a su juicio, debidamente los intereses de los lucenses, hasta el punto de que indicó que también debe ser declarado persona no grata. En su intervención, Saavedra aludió a una propuesta de Castiñeira para adquirir terrenos para el Parque do Miño, a un precio que cree desorbitado, mientras se resiste a defender que el servicio de hemodinámica esté operativo las 24 horas del día.
Con este acuerdo en la mano, la conselleira de Sanidade no será recibida con agrado en el Concello de Lugo, apuntó el alcalde. Frente a las críticas que le dedicó el portavoz del PP, Jaime Castiñeira, Orozco dijo que los nuevos servicios los reclaman los vecinos y todos los partidos, incluidos los militantes del PP, aunque la cúpula del partido defienda la postura de la conselleira.
Protestas entre el público
El popular Castiñeira, por su parte, trató, de nuevo, de hacer ver que socialistas y nacionalistas cuestionan la calidad de los servicios que presta el HULA, aspecto que suscitó duras réplicas de los bancos de los grupos aludidos. Las intervenciones del portavoz popular merecieron numerosos comentarios desaprobatorios desde los bancos del público: el alcalde pidió reiteradamente que se guardase silencio y se respetase la intervención de Castiñeira, al que calificó de palmero de Mosquera. Castiñeira aseguró que no comparte las declaraciones de Mosquera, que incendiaron los ánimos en la capital, pero acusó al alcalde de actuar por desesperación política.