El peluquero que cuida la imagen de los clientes y la de su establecimiento

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS GUITIRIZ / LA VOZ

GUITIRIZ

SUSO PENA

Javier Pardo decora su local, situado en Guitiriz con piezas de hace décadas por su afición a los objetos antiguos

26 jun 2017 . Actualizado a las 12:52 h.

Que en una peluquería se cuide la imagen de los clientes es lo esperado. Que el peluquero cuide la imagen del local y que la dirija y la ejecute, dedicándose además a comprar los objetos decorativos, ya es un paso más. A ese grupo pertenece, sin ninguna duda, el guitiricense Javier Pardo Vázquez, que si por un lado se preocupa de que sus clientes luzcan una imagen favorecedora, por otro se afana con tanta pasión en que el establecimiento seduzca a los visitantes.

En realidad, el primer seducido es él. La decoración de la peluquería, situada en el centro de la localidad, refleja sus aficiones. «Sempre me gustaron as antigüidades», dice. Sillones de hace décadas y piezas que se empleaban cuando en el cuidado de la imagen personal no se disponía de tantos medios como hoy son una muestra de ese interés. «A decoración fágoa eu; a restauración de moitas pezas, tamén», explica sobre el proceso.

Aunque las piezas son antiguas, la manera en la que se buscan y se consiguen tiene poco de otras épocas y sí mucho de la actual: se hace con ellas por Internet, lo que le permite lucir una decoración con objetos procedentes de distintas zonas de España. Pardo recalca que su interés por las antigüedades no se limita a lo estrictamente profesional y que lo aplica fuera del trabajo: pilota una moto de marca Triumph que parece tener, por los retoques introducidos, unos 50 años.

El mobiliario o los utensilios exhibidos necesitan cuidados que los fabricados ahora, en tiempos en los que la caducidad más o menos rápida se da por asumida, no llegan a necesitar. También recalca que la duración es mayor, aunque gracias a atenciones que son superiores a los dedicadas a piezas actuales. Los cuidados, por más que lleven su tiempo, corren también por cuenta suya, con lo que el posible contratiempo no es tal cosa.

A cambio, en su local puede mostrar sillas con más de medio siglo de antigüedad o la caja de un reloj con casi un siglo. Su interés se nota en detalles como aprovechar un antiguo lavabo del edificio donde está la barbería. La decoración ha variado ya tres veces en los más de 15 años que el local lleva abierto, aunque hay clientes que no renuncian a esta peluquería aunque tengan que desplazarse desde otros municipios. La gran mayoría, sobre todo los más jóvenes, se muestra a gusto con un entorno tgan personal, desvela Pardo.