Secan el río contaminado de Guitiriz para retirar los restos de purín provenientes de una granja

Dolores Cela Castro
Dolores Cela LUGO / LA VOZ

GUITIRIZ

La Confederación Hidrográfica dice que el dueño del establo colaborará

21 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Técnicos de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil se desplazaron a Guitiriz para iniciar los trabajos de retirada de los restos del vertido de purín al arroyo Boedo, en Guitiriz. Según esta organización, todos los indicios apuntan a que se produjo el jueves pasado, pero hasta el domingo por la mañana no comunicaron el incidente al organismo de cuenca.

Fuentes de la Confederación señalaron que, ayer por la tarde, la empresa pública Tragsa inició los trabajos, consistentes en desviar el agua del cauce, a la altura de un camino que discurre de norte a sur, para evitar que se siga mezclando el purín con el agua. Posteriormente levantarán azudes, desde aguas abajo a aguas arriba, por debajo de dónde se encuentran las balsas más grandes. «Una vez confinadas grandes cantidades del agente contaminante en los azudes, se procederá al aspirado con una cisterna y un tractor agrícola».

En las labores de limpieza de los restos de purín colaborará, según la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, el propietario de la ganadería de la que supuestamente partió el vertido.

Después de que trascendieran las medidas de la Confederación Hidrográfica, la alcaldesa de Guitiriz, Regina Polín, dijo que respiraba ya más tranquila, dado que con estas medidas se evitaba que el purín pudiera llegar hasta el río Parga, del que es afluente el Boedo y en el que se encuentra la captación de aguas de Parga, con entre 500 y 600 habitantes.

Captación de aguas

La alcaldesa de Guitiriz, Regina Polín, aseguró ayer por la mañana que el vertido de purín ya había avanzado dos kilómetros. Mostró su temor a que el residuo llegara al río Parga, a través de su afluente, el Ladroil. Polín se quejó de la falta de apoyo de otras administraciones para tomar decisiones para evitar que siga contaminando río abajo. Una de ellas, bombear el agua contaminada. La alcaldesa manifestó que tenía las manos atadas porque si tomaba decisiones sin autorización se exponía a sanciones. Se quejó de que en todo el fin de semana no había conseguido hablar con nadie de esas administraciones para tratar de solucionar el problema. Se refería a Sanidade, Medio Ambiente y Confederación Hidrográfica.

La Confederación Hidrográfica, en la nota difundida ayer, recoge que nada más recibir el aviso del vertido -la alerta le llegó al Centro de Control (CECU), a través del 112- se desplazaron al lugar técnicos y agentes fluviales para supervisar la situación y tomar muestras de agua.

Regina Polín quiso dejar claro que, de momento, no hay ningún problema con la captación de Parga, que abastece a entre 500 y 600 vecinos y que espera que, una vez tomadas las medidas, esa posibilidad desaparezca totalmente. El vertido estaba a media mañana de aeyr todavía a siete kilómetros de distancia de la captación.

Según dijo, la empresa que lleva el control de aguas recogió muestras para analizar, al igual que Sanidade, que las tomó en la zona de captación y en la de baño y, de momento, no se ha detectado ninguna anomalía.

Preocupada por las tormentas

La alcaldesa cursó una orden a la granja que efectuó el vertido para que retire los restos que quedaron en el trayecto hasta el río. Se mostró preocupada del alcance que podría adquirir la contaminación si cae alguna tormenta. Inicialmente, según Polín, los responsables de la granja no querían asumir que el vertido procediera de sus instalaciones.