¿A quién le importa de qué hucha pública se paga hemodinámica?

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto LUGO / LA VOZ

FRIOL

29 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En Lugo, también en Lugo, duele con intensidad la muerte, múltiple e inesperada, que regó intencionadamente sobre los Alpes un aviador, loco o no. Con el horror de la tragedia provocada flotando en el aire, en la vieja ciudad amurallada, el socialista Gómez Besteiro aireó ese otro dolor en el costado de los lucenses que es el de la muertes por infarto que tal vez pudieron evitarse. Besteiro hizo lo que el sentido del servicio público recomienda y la inteligencia política impone en período preelectoral: disponer lo necesario para que sea la Diputación, de la que es presidente, la que pague el coste de ampliar a todo el día el servicio de hemodinámica del hospital HULA, si la Xunta mantiene su terca negativa a asumir el gasto. La propuesta sentó mal en el Gobierno gallego, que es gobierno que, en algunos asuntos, asume con frecuencia el papel de perro de hortelano: en este, no se decide a ampliar el servicio de hemodinámica, pero ve mal que la Diputación esté dispuesta a correr con el gasto. En todo lo que se refiere a las nuevas prestaciones demandadas para el HULA (hemodinámica 24 horas, radioterapia y medicina nuclear), la Xunta hace tiempo que pierde la batalla de la imagen. Con ella, la pierden también el PP lucense y sus candidatos. Los caramelos que reparte el popular Jaime Castiñeira son poca cosa frente a la ampliación del servicio de hemodinámica; tampoco se compensa con curiosas propuestas de nuevas comisarías. En la batalla política hay cuestiones de alta incidencia electoral. La supervivencia es una de ellas. Según el INE, en Lugo hay 76 muertes por infarto por cada 100.000 habitantes, mientras que la media nacional se sitúa en 35. Quizá por eso, Sanidade no aporta los datos que le pide el Valedor.

El socialista Gómez Besteiro renunció a intentar un tercer mandato al frente de la Diputación. Y quiere que se vea con claridad qué hizo durante los ocho años que estuvo al frente del organismo provincial. Empieza a tener residencias (al menos los edificios) de la tercera edad que inaugurar, el centro de recría de Castro, y así. Besteiro, si todo es como parece, será el candidato del PSdeG a la presidencia de la Xunta. En su doble condición de presidente saliente de la Diputación y potencial aspirante a la dirección de la Xunta, le acaba de lanzar un guante a Alberto Núñez Feijoo: está dispuesto a pagar con fondos provinciales la ampliación del servicio de hemodinámica.

En algunos ámbitos del PP lucense hay un significativo silencio. En otros ya hablaron y lo hicieron con claridad. Fue el caso del alcalde de Friol, Antonio Muíña, médico de profesión. Para él no hay duda alguna de que en el HULA se precisa hemodinámica las 24 horas del día. Muíña, que no se presenta a la reelección, no ha dejado de ganar en las urnas desde 1991. El PP de Lugo lleva en la oposición municipal desde 1999.

En Lugo, en la pugna electoral participarán en esta ocasión nuevos actores. El voto estará muy repartido. Por eso, los dos grandes (PP y PSOE) están obligados a redoblar esfuerzos. En el caso del Partido Popular no hay síntomas de que desde la Xunta haya buena disposición para hacerlo. El caso del servicio de hemodinámica es especialmente llamativo. Qué argumentos medianamente convincentes pueden utilizar los candidatos populares para defender la posición de la Xunta en este asunto?

El PP en Lugo tienen dificultades para colocar su mensaje en el mercado electoral. Le pasa también con su postura en relación con el modelo de gestión del ciclo del agua. Castiñeira va camino de facilitarle las cosas a Orozco. Primero se opuso a la creación de una empresa mixta, con mayoría de capital público. Su posición fue firme y sus argumentos consistentes. Pero ahora que el modelo elegido es el de gestión directa por el Ayuntamiento, el PP se abstiene (lo hizo en comisión; está por ver que hará en el próximo pleno consistorial). Se lo puso fácil al socialista Luis Álvarez: si no quiso el primero ni apoya el segundo, quiere decir que es partidario de la otra alternativa posible: la adjudicación de la gestión a la empresa privada. Y eso, después de lo que ha venido diciendo Castiñeira de los servicios municipales, es un cañonazo en su línea argumental. El PP aún puede reaccionar, pero se le acaba el tiempo. También en Lugo se pagan los errores políticos en la gestión de servicios que pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte, tan presente.

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