El último caso de un dramático y cruel abandono lo protagonizó una perrita, «para llevar en el bolsillo», como dijo el presidente de la Protectora. El animal fue metido en una bolsa hermética y arrojado desde un turismo en marcha.
Un ciudadano que pasaba por el sitio en ese mismo momento le salvó la vida. Si hubiese tardado tres o cuatro minutos más en percatarse en que algo se movía en el interior de una bolsa, el animal hubiese muerto asfixiado.
El ciudadano entregó la perrita en el hospital universitario Rof Codina y desde aquí llamaron a la Protectora de Animales. No llegó a saberse el lugar en el que fue abandonado este ejemplar porque quien lo recogió no hizo constar el sitio.
Pero éste no es el único caso de terrible abandono. Hace unos diez días, aproximadamente, fueron recogidos en un contenedor de Friol nueve cachorrillos que alguien tiró tiró en el recipiente. Pese a los esfuerzos, no llegaron a sobrevivir.
Además, en la autovía son dejados animales para que mueran atropellados por algún vehículo, con el consiguiente riesgo que ello supone para la seguridad viaria.