«Trosky», la historia de un perro perdido con final feliz

X.M.P. LUGO / LA VOZ

CASTRO DE REI

CEDIDA

El animal fue hallado en Vilalba tras haberse escapado de la casa de sus dueños, en Castro de Rei, en abril

27 jun 2017 . Actualizado a las 10:47 h.

Trosky volvió ayer con sus dueños, que sintieron una indisimulada satisfacción. El perro, un pastor alemán de cinco años, pertenece a una familia de Duarría (Castro de Rei), que en abril le perdió la pista. Parece que en un momento en el que el portalón de la finca estaba abierto Trosky y el otro perro de la casa, Robinson, se marcharon. Este, un mastín de aproximadamente un año, fue recuperado pocos días después, tras haber sido atropellado por un coche, que le causó varias heridas. De Trosky, en cambio, nada se sabía, hasta el punto de que los dueños, un matrimonio que tiene afición a los perros y que ya fue antes propietario de otros animales, casi se resignaban a no verlo más.

La situación cambió el sábado. Los dueños fueron avisados de que el animal había sido encontrado en la parroquia vilalbesa de Nete, en donde una vecina que suele pasear por una zona de monte lo llevó a casa. Contactó con la Policía Local de la capital chairega, y ayer por la mañana los dueños fueron a recogerlo, después de que con los datos incluidos en el chip se hubiese sabido de quién era el perro.

«Feliz, felicísima». Así se sentía ayer la dueña del perro, Pepa Teijeiro, tras haberlo llevado de nuevo a casa. La alegría era compartida en la familia, hasta el punto de que una de sus hijas, residente fuera de la provincia, se cruzó con ella varios wasaps cuando tuvo noticia de lo ocurrido. El perro debió de andar vagabundeando durante semanas, algo que se entiende fácilmente si se tiene en cuenta la distancia que hay entre el lugar del que marchó y el sitio donde fue encontrado. No obstante, la dueña de Trosky decía con satisfacción que había sido bien tratado en la casa de Vilalba en los días que pasó allí. Teijeiro reconocía que ante ese gesto estaba muy agradecida.

El perro no tenía heridas aunque sí parásitos, consecuencia de esas semanas de vagabundeo. Poco contratiempo, en suma, para una familia en la que se quiere «moito» a los perros; «pero moito», subrayó Teijeiro ayer.