«Trátannos como delincuentes»

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios CASTRO DE R. DE LEA / LA VOZ

CASTRO DE REI

Documentación sobre animales que deben rellenar los tratantes.
Documentación sobre animales que deben rellenar los tratantes.

Malestar en Castro de Ribeiras de Lea por multas de la Policía Autonómica

05 mar 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

En el mercado ganadero de Castro de Ribeiras de Lea se respiraba ayer malestar. «Téñennos como a delincuentes», afirmaba el tratante Quico Vázquez, de Friol. «Parecemos delincuentes», añadía Isidoro Rubio, de Luarca (Asturias). La causa de esta situación, compartida y expresada con vehemencia por otros compañeros de profesión, está en las continuas sanciones de la Policía Autonómica, cuyo comportamiento censuran.

Las sanciones, cuya cuantía oscila entre 601 y 3.000 euros y que algunos de los consultados aseguran haber recibido ya alguna vez, se basan en no haber realizado el asiento de un animal, trámite que consiste en la inscripción en un registro reglamentario, o en deficiencias en la desinfección de los animales. En este caso, a alguno de los ganaderos se le escuchó decir que la obligatoriedad de trasladarse a una estación de desinfección cada vez que se recoge un animal en una explotación entraña un gasto excesivo.

Al mercado ganadero acuden agentes del citado cuerpo -ayer por la mañana, por ejemplo, pasaron al menos dos veces según informaciones recabadas-, pero las quejas de los tratantes se basan también en que las multas les han sido impuestas fuera del recinto y en días en que no había actividad en Castro de Ribeiras de Lea.

En un libro de registro deben anotarse diversas cuestiones. Hay que recoger la especie, la duración del viaje, el número de identificación de la res, el punto de destino y el lugar en que se lleva a cabo la desinfección. Un tratante que lleva años trabajando en el mercado de Castro de Ribeiras de Lea aseguraba ayer que recientemente había sido multado por no haber anotado las horas de viaje: «Paras aquí, paras alí, paras alí, pínchache o camión... ¿Como sabes o que tardas?», comentaba.

En los tratantes, además, hay malestar porque ese celo que se tiene en vigilar su trabajo no les parece el mismo que se aplica en controlar la actividad de los ilegales. Sobre este punto, de todos modos, se aprecia diversidad de criterios: el luarqués Isidoro Rubio sostiene que los que no tienen todos los papeles en regla no suelen actuar en los mercados sino que «andan por los pueblos»; otros, en cambio, aseguran que es habitual verlos en las instalaciones de Castro de Ribeiras de Lea.

Ese exceso de celo llega incluso, según explican algunos tratantes, a multar a algunos vendedores por haberles caducado el permiso de transporte de ganado. Se trata de una infracción, pero explican que al afectado no se le comunica previamente que ya ha vendido el plazo, con lo que el riesgo de algún despiste es mucho mayor.

También la cuantía de la sanción es mucho mayor que el precio de los terneros, pues la cotización de los frisones de recría puede situarse, por término medio, en torno a los 50 o 60 euros. «Así, ¿como han vir? Acaban con todo», se quejaba ayer un tratante.