«El abandono de animales sigue igual, pero las adopciones aumentaron»

Laura López LUGO / LA VOZ

BECERREÁ

Cuando asumió el cargo, hace 17 años, la deuda ascendía a más de 13 millones de pesetas y había 700 animales

16 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Javier García Calleja dejó recientemente la presidencia de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Lugo tras casi 17 años al frente. En marzo del año 2000 empezó su colaboración con este colectivo y, desde entonces, su labor se ha ampliado y su presencia en la sociedad lucense ha ido creciendo. Virginia Torrecilla y Alberto Sánchez han tomado el relevo como presidenta y vicepresidente, respectivamente.

-¿En qué situación encontró la Protectora cuando asumió la presidencia?

-En el año 2000 empecé a colaborar y había entonces casi 700 perros. Pero el gran problema era la alimentación de los animales, ya que pocas o ninguna fábrica de piensos servía a la Protectora debido a la deuda. No había dinero y la Sociedad no tenía recursos económicos en aquel momento. El Concello de Lugo, por ejemplo, daba entonces 250.000 pesetas al año, y pagaba tarde. La deuda de la Protectora ascendía a más de 13 millones de pesetas. De hecho, algunos trabajadores estuvieron nueve meses sin cobrar y los perros llegaban a pasar cuatro o cinco días sin comer. Además, la Protectora recogía animales en toda la provincia sin ningún control. Era tal la situación, que la mayoría de los socios apostaban ya por el cierre de la Protectora. Ese mismo año acudí como vicepresidente a una asamblea general de socios y me encontré con que no querían que continuase el presidente, por lo que saltó a mí la responsabilidad.

-¿Cómo afrontó esa nueva etapa?

-Lo primero a lo que me comprometí fue a elaborar un plan para la Sociedad, y los compañeros que iban conmigo aceptaron el reto. De todos modos, fue muy duro y hubo veces en que me planteé echarme atrás, pero con mucho trabajo logramos enderezar la situación. De hecho, para sorpresa de muchos, hasta el 2013 estuvimos nivelando la Sociedad económicamente, puesto que teníamos desfases terroríficos de tesorería. Y eso se debe, por ejemplo, a que las administraciones tardan en pagar, y nosotros las cuentas las tenemos que llevar día a día. Pero entonces, en el 2000, lo primero que había que lograr era garantizar la atención y la alimentación de los animales. Y lo hicimos. Llamamos a muchas puertas, fuimos ganando credibilidad y ahora la Protectora tiene crédito en todas las puertas a las que toca, y eso es todo un triunfo.

-¿Cuál fue el mayor logro de estos años?

-Me siento muy orgulloso de que el pasado 5 de febrero la Protectora cumpliera 35 años de vida, y eso ha sido, en parte, por toda la gente que hemos trabajado en ella. Además, conseguimos sacar a la Protectora de la situación en la que estaba. También hicimos una gran labor de concienciación en relación al abandono, que es un grave problema social. En este sentido, la Protectora tiene que formar parte de la sociedad lucense, y eso está conseguido, tanto para los que son amantes de los animales como los que no lo son. De hecho, hicimos una gran labor en los centros escolares, implicando a alumnos, profesores y padres. También llevamos a cabo una colaboración muy estrecha con el Rof Codina, centro al que estamos muy agradecido. Y cómo no hablar de los voluntarios; de no ser por ellos, muchas campañas de desparasitación u otras muchas no serían posibles. En definitiva, esta ha sido una labor de todos; Javier solo no habría hecho absolutamente nada.

-¿Cambió la concienciación sobre el problema del abandono en estas últimas dos décadas?

-Estamos avanzando mucho, pero no lo suficiente. El problema del abandono solo se resuelve con educación y concienciación, y hay que empezar por los más pequeños. Si se agota esa vía, yo soy partidario de pasar al talonario. Lo que no se puede consentir es que se adquieran perros, gatos u otros animales por capricho, y la primera vez que te vas de fin de semana piensas en qué ropa llevar y en todo menos en qué va a pasar con el animal. Hay que ser responsable. De hecho, en la Protectora nos han llegado a decir que poníamos trabas para las adopciones, pero es que no se pueden entregar los animales a cualquiera. Y la responsabilidad también está relacionada con los excrementos de los animales en plena calle; ¿cómo puede permitir el dueño de un perro que este vaya marcando las puertas de los edificios? Si llevas al animal controlado con su correa eso no lo permites. Por otro lado, desde el 2001, la Protectora entrega los animales con microchip. Fuimos pioneros con esta iniciativa, que poco después pasó a ser obligatoria.

-¿Se redujo el abandono de animales en la provincia en los últimos años?

-El abandono sigue igual, pero las adopciones aumentaron. En el 2016 ingresaron unos 850 perros -unos 500 solo del concello de Lugo-, que es un 37% menos que en el 2015. Pero este descenso no es porque hubiese menos abandonos, sino porque se redujeron los convenios y el área de actuación de la Protectora se limita ahora a Lugo, Becerreá, O Corgo, A Pastoriza, Castroverde, Portomarín, Begonte y Riotorto. En adopciones invertimos mucho; de hecho, llegamos a alcanzar la ratio del 60% de las adopciones, una cifra muy elevada. Con la llegada de la crisis, eso sí, bajó a algo más del 45%. Sin duda, para mí, lo peor de estos años en la Protectora ha sido subir a las instalaciones y mirar a los ojos a los animales que hay allí.

-La web y las redes sociales también fueron buenos altavoces de la labor de la Protectora...

-La web, que abrimos en el 2004, pretende ser la puerta abierta de la Protectora hacia la sociedad. Y esta se sumó a otras actividades con las que hacer más visible el trabajo que hacíamos, como festivales solidarios, participación en las cabalgatas de Reyes, actividades en la calle...

«Desde el 2001, la Protectora entrega los perros con microchip. Fuimos pioneros»

«Lo peor de estos años ha sido subir a las instalaciones y mirar a los ojos a los animales»

«Queda mucho por avanzar, entre otras cosas, en la mejora de las instalaciones»

A lo largo de estos últimos años, se han puesto en marcha numerosas iniciativas para promover la adopción de animales, entre ellas, la del apadrinamiento.

-¿Qué tal está resultando la iniciativa del apadrinamiento de animales?

-El apadrinamiento empezó a funcionar en el 2011 y hoy es una actividad más. Se trata de que aquellas familias que no pueden tener animales en sus casas por diferentes razones, sí puedan acercarse, por ejemplo, con sus hijos, para cuidar al animal que tengan apadrinado. Además, los padrinos difunden en su entorno la existencia de estos animales para buscarles una familia. Por eso, en la mayoría de los casos, el animal apadrinado acaba siendo adoptado.

-¿En qué situación queda ahora la Protectora?

-Actualmente queda, a nivel económico, estabilizada, que no sobrada. La salida ha sido cómoda, relajada y amigable, y el nuevo equipo, con Virginia y Alberto a la cabeza -que ya estuvieron muy activos en la gestión de la Protectora en los últimos meses que yo estuve al frente-, sabe que me tiene a su disposición. A partir del 2016, de hecho, ya no puse en marcha nuevas iniciativas para no comprometer las decisiones que pueda tomar la nueva directiva.

-¿Cuántos animales hay actualmente?

-En la Protectora lucense hay unos 350 perros y unos 175 gatos, pero los gatos están casi todos en casas de acogida. La cifra en el 2015 era de 480 perros. El censo de perros en Lugo capital es de unos 14.000, pero supongo que ese es el 70% de los que hay en realidad.

-¿Qué retos debe afrontar la nueva directiva?

-En la Protectora, que cuenta ahora con 1.307 socios, los retos son cotidianos, porque vives en el limbo. Queda mucho por avanzar, entre otras cosas, en la mejora de las instalaciones. En el año 2005 le propuse a la Xunta de Galicia la creación de al menos dos albergues a mayores en la provincia de Lugo, uno en el norte y otro en el sur, y la ampliación de nuestras instalaciones. La propuesta quedó sobre la mesa y eso mismo se lo planteé a la Diputación, y en ello están, tenemos su compromiso de que estudiarán la ampliación de las instalaciones de Lugo. De hecho, la relación con la Diputación es muy buena desde hace unos seis años, ya que antes no teníamos ayuda ninguna de esta administración.