En un par de semanas abrirá el consistorio destrozado por 5 kilos de explosivo
02 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Hace un año que parte del consistorio de Baralla saltó por los aires como consecuencia de los cinco kilos de metralla contenidos en una olla a presión que presuntamente miembros de Resistencia Galega reventaron en las primeras horas de la madrugada del 2 de octubre. Doce meses después, el edificio municipal vuelve a estar reluciente por fuera, pero continúa cerrado porque dentro aún falta el mobiliario que llegará pronto. En los próximos días habrá mudanza desde la casa de la cultura, que fue ayuntamiento improvisado, hasta el edificio de siempre.
El alcalde, Manuel Jesús González Capón, cuenta con que en quince días puedan volver los funcionarios al consistorio y que regrese la normalidad. Mientras tanto, continúan las obras de instalación de un ascensor en la parte posterior del edificio. «La «broma» le costó al erario público unos 300.000 euros», dijo ayer el regidor que considera despreciable que algunos se dediquen a poner bombas.
Ayer, la única olla que había en la zona era la que tenían en la cocina del bar Centro, llena callos que servían de tapa y que el alcalde promociona entre sus conocidos porque considera que están deliciosos.
El establecimiento de hostelería fue uno de los más dañados como consecuencia de los efectos de la bomba. La metralla convirtió en añicos la cristalera y, además, provocó grandes daños en el falso techo de escayola. «Cerramos durante 25 días, pero logo o albanel fixo un bo traballo e andivo axiña», dijo ayer la mujer que atendía el establecimiento.
«Nunca se recupera todo»
Los daños ocasionados por la bomba en Baralla fueron tasados en su momento en unos 200.000 euros. «O total do perdido nunca o recuperas», dijo ayer la persona que atendía en el bar Centro después de ser interrogada por el importe de las pérdidas.
¿Y qué sabemos del único detenido? Sigue en prisión y, según el alcalde, todavía no se conoce cuándo será sometido a juicio. El joven apresado fue encarcelado porque un juez de la Audiencia Nacional firmó un auto de prisión dada la gravedad del hecho que muchos vecinos confundieron con un terremoto. «Eu, que vivo enfrente do bar, pensei que houbera un estourido na ferretería», apuntó la responsable del establecimiento de hostelería.