Los otros rostros que dan vida a Arde Lucus

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

BALEIRA

cedida

Un cocinero, una camarera, un auxiliar de seguridad y un artesano cuentan cómo viven el fin de semana

03 jul 2017 . Actualizado a las 00:03 h.

José Baleira, jubilado y cocinero eventual; Pedro Aguado, artesano catalán que elabora coronas y tiaras de flores; Belén Mendaña, camarera; y Antón Noriega, estudiante, que ejerce de forma temporal como ayudante de seguridad, son algunos de los rostros del otro Arde Lucus. Para ellos la fiesta romana no significa disfrutar de las actividades programadas, ni recorrer la ciudad contemplando los espectáculos. Para estas cuatro personas, al igual que para varios centenares más, es una oportunidad de ganar dinero y cuando acaban su jornada no están para fiesta.

La vida profesional de José Baleira fue como mecánico de ascensores. En estas fiestas es el cocinero oficial de la Cohors Lucensium. Desempeñó esta misma tarea, con la ayuda de varios pinches, en años anteriores. Ayer preparaba 32 kilos de pulpo y 35 de carne ó caldeiro delante del consistorio, en una improvisada cocina, para 82 comensales. A la mesa se sentaron los soldados lucenses, un grupo llegado de Sagunto y otro de Rumanía, además de otros invitados.

Baleira, pese a la modestia de su cocina no encontró obstáculos para cocer los calderos de cefalópodo. Procede de una familia de O Carballiño y sus padres ejercieron como pulpeiros toda la vida, con lo que el oficio no tiene secretos para él.

De feria en feria

Para Pedro Aguado las ferias gallegas tampoco tienen secretos. Todo el verano se desplaza de romería en romería con su puesto de coronas y tiaras de flores elaboradas de forma artesanal. La base la tiene en un piso de Vilalba, desde donde se desplaza a toda Galicia. En Arde Lucus regenta un puesto en el Macellum, en el lateral de la plaza Maior. Las tiene desde dos euros a 12, dependiendo de la complejudad del trabajo. Según aseguró, en el fin de semana puede vender entre 200 y 300 unidades, en una actividad en la que tiene una gran competencia. Otros puestos, además de las coronas de flores, venden otro tipo de artículos.

Antón Noriega es estudiante y en Arde Lucus trabaja como ayudante en una de las empresas de seguridad que contratan los grupos para controlar el acceso a los campamentos o para evitar asaltos nocturnos a las instalaciones.

Las tareas encomendadas a este estudiante son las de controlar la puerta de entrada de la Castra, para que haya cierto orden en los momentos de mayor afluencia de público. También es el encargado de controlar el paso de los grupos durante el tiempo que las instalaciones están solamente reservadas para los grupos.

Oportunidad para un estudiante

Para Noriega ,Arde Lucus supone una oportunidad de ganar un dinero extra. En los tres días confiaba en poder ingresar unos 200 euros. En el tiempo que llevaba ejerciendo de ayudante de seguridad no había tenido ningún problema y en alguna ocasión pudo poner a prueba su inglés con turistas americanos.

Para Belén Mendaña la fiesta romana supone un atracón de trabajo para poder atender a los clientes del bar en el que la contrataron temporalmente, en Bispo Basulto. Cree que el primer día el mal tiempo restó algo de clientela, pero ayer fue un sin parar, que tendrá su compensación económica, además de en el sueldo, en las propinas. 

Plato único en Arde Lucus

Para Montse Sánchez y Jorge Castro la fiesta de Arde Lucus les ha permitido estrenar una nueva modalidad de su negocio en el café bar Ancares, el plazo único. Por 2,99 euros servían el menú del día. En la carta había ayer tallarines a la boloñesa, pollo al ajillo, potaje de garbanzos, patatas a la riojana o chuleta de cerdo con patatas.

La idea de poner en marcha el menú de plato único, con comida casera, la importaron de otro hostelero al que vieron en un programa de televisión. Empezar en las fechas próximas a Arde Lucus, una casualidad. Pese a la proximidad a la muralla, no estaban muy contentos con los resultados. Todo el grueso de la fiesta se lo reparten los establecimientos del casco histórico.

La fiesta romana mueve cientos de euros durante tres días. Los grandes beneficiados son los hosteleros, pero también comerciantes, artesanos y vendedores ambulantes de todo tipo, junto con animadores culturales. En esta edición coincidió con el inicio de las rebajas de verano y muchas tiendas abrieron tanto el sábado por la tarde, como el domingo, con lo que el personal y los titulares de los negocios no pudieron disfrutar de las jornadas con la libertad de ediciones anteriores para caracterizarse y para salir con los amigos o con la familia. Si lo notaron en la recaudación de las cajas.