Las tres personas que echaban agua a la leche eluden el ir a la cárcel

Xosé Carreira LUGO / LA VOZ

ABADÍN

Los acusados el día del juicio en la Audiencia Provincial de Lugo.
Los acusados el día del juicio en la Audiencia Provincial de Lugo. óscar cela< / span>

La Audiencia les impuso penas de un año y medio de prisión

25 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las tres personas acusadas de un delito continuado de estafa por echar agua a la leche que luego vendían a una empresa de Abadín fueron declaradas culpables por parte de la Audiencia Provincial. Sin embargo eluden el ingreso en prisión porque la pena que les fue impuesta es de un año y nueve meses para cada una. La condena supone una rebaja muy considerable con respecto a la petición efectuada por el fiscal que reclamaba cuatro años de cárcel. La acusación particular había elevado la solicitud a seis años.

Los condenados son el chófer de la cisterna que hacía la recogida de la leche en explotaciones de Abadín, Vilalba y Cospeito, I. P. C.; su hermano, M. P. C. y su suegra, L. M. C. Declara como probado la sentencia que la empresa láctea de Abadín tenía al acusado como transportista autónomo que se ocupaba de acercar la leche hasta la central. Recogía en la casa de su hermano y en la de su suegra. Las dos explotaciones están en el municipio de Abadín.

En el período comprendido entre los meses de enero a octubre del año 2011, los tres acusados, puestos de acuerdo, determinaron aumentar el volumen de la leche recogida añadiéndole agua para así cobrar más, lo que llevaba a cabo el chófer de la cisterna con el conocimiento y la connivencia de sus parientes. Los acusados mantuvieron esta conducta durante varios meses hasta que la empresa sospechó que no se trataba de un hecho accidental o aislado. Para verificar las alteraciones llevó a cabo controles realizados por una técnico de la empresa.

Esas inspecciones consistieron en determinar los litros que tenían los tanques de los ganaderos acusados y los que declaraba el transportista en los tiques que cubría y luego dejaba a cada uno de los productores. Según la sentencia, el chófer no hacía ni entregaba los papeles en la empresa con frecuencia. La situación derivó en la rescisión de los contratos con los acusados.

Recuerda el fallo de la Audiencia de Lugo que, «al añadir agua a la leche, esta disminuye su contenido en materia grasa, necesaria para la producción de quesos y otros derivados, lo que supone para la empresa un quebranto económico, no solo al pagar más litros de los realmente recibidos sino también el ocasionado por una más baja calidad de la leche».

El tribunal concede especial valor a las declaraciones que hizo en el juicio el propietario de la empresa quien dijo que había observado ciertas conductas raras en el acusado que no cubría los tiques. Dice el fallo que el empresario recordó que tenía una «guerra continua» con el transportista y que fue tolerando sus comportamientos por la amistad que mantenía su padre con el del chófer. Contó que lo vio intentando manipular la báscula de pesaje y metiendo piedras en el puente grúa. Luego encargó que controlasen su actividad.

La empresa determinó que la leche que había en los tanques de los ganaderos no se correspondía con la que declaraba el chófer en la empresa. El problema cesó cuando el empresario mandó hacer la ruta a otro transportista. Desde ese momento desaparecieron las diferencias que había.

Los condenados son el chófer de la cisterna, su hermano y su suegra