Doma

Antón Grande

LUGO

27 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Por parte de sectores regionalistas, galleguistas y nacionalistas se habla desde hace años, de la doma y castración de Galicia llevada a cabo por los Reyes Católicos, si lo eran, y que supuso que desde entonces los gallegos humillasen ante el poder central y, por lo que se ve ahora, ante cualquier poder.

En Lugo parece que no ha cambiado nada desde entonces a tenor de lo calladita que permanece aquí la gente ante atropellos como la falta de AVE, o trenes de cercanías que comuniquen la provincia entre sí y con otras; la intermodal, utilizada cada vez que se acercan unas elecciones, el estado de la A6 y de la A8, con ese proyecto de ingeniería que la tiene cerrada por niebla día sí y día también, el Auditorio, que no arranca ni a la de tres, y así podríamos seguir. O sea, doma y castración.

Castelao lo dejó clarito: el gallego no protesta, emigra. Y la historia continúa. Entonces se emigraba por hambre y por falta de futuro. Ahora los que emigran son los jóvenes lucenses, no por hambre sino que, cargados de títulos universitarios, se marchan a otros países en donde les reconocen sus conocimientos, su valía, encuentran trabajo y no solo comen sino que ganan sus buenos dineros.

A pesar de ver como las inversiones se marchan a Euskadi y a Cataluña aquí, mutis por el foro, se agacha la cabeza, se humilla y ni dios levanta la voz, ya sea desde el poder político hasta el último trabajador, el parado o a los que cobran sueldos de mierda

Es curioso todo ello. Yo, realmente, no me había puesto a meditarlo a pesar de que esta realidad me cabrea. E igual sucede que yo también estoy domado y castrado.