El jefe de la Policía Judicial de Lugo explica el trabajo que realiza su unidad y la forma de actuar ante una operación
21 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Víctor Souto (Ferrol, 1987) es el capitán de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Lugo. A pesar de llevar las riendas de una de las unidades más potentes de la comandancia, él se quita méritos y lo primero que hace es destacar el trabajo de su grupo. Lo define como un equipo que destaca por su vocación y dedicado al servicio público las 24 horas del día.
-¿Coincide la justicia y la Benemérita en el modo de ver la delincuencia?
-El juez está en una posición y nosotros en otra. Normalmente la mentalidad policial siempre va más allá. Vemos la conexión de los delitos y la organización criminal más rápido que el juez. A veces el juez no opina lo mismo y no da lo que se le pide.
-¿Les pone la justicia muchas trabas a la hora de desarrollar una investigación?
-Hay investigaciones que suponen mucho trabajo y no se nos da la media investigación que necesitamos y se muere ahí el trabajo. Nos toca volver a empezar, intentar motivarlo mejor, con hechos nuevos o con una investigación más profunda.
-¿Es una frustración para ustedes entonces?
-De todo lo que hacemos siempre queda constancia y se puede utilizar en el futuro como inteligencia policial. Pero dificulta seguir avanzando la investigación.
-Y con respecto a las intervenciones telefónicas, ¿es fácil que las autoricen?
-No es fácil que las concedan porque tienen que ser delitos graves. Una intervención telefónica afecta a la intimidad del investigado. Tiene que cumplir los requisitos que fija la Ley de enjuiciamiento criminal que son proporcionalidad, necesidad... Abrir otras vías de investigación menos gravosas, por las que podamos llegar al mismo resultado... El 90% de nuestras investigaciones telefónicas son por delitos de tráfico de drogas.
-¿Tienen muchas investigaciones abiertas en la provincia?
-A día de hoy tenemos entre ocho y diez investigaciones abiertas. Esto no significa que lleguen a buen fin. A veces se investiga y no se llega a nada. Las investigaciones más habituales están en patrimonio y drogas. Siempre hay investigaciones abiertas. Las hay de más entidad, que se alargan a los dos años y las hay cortas, que duran dos semanas. No todas llegan a explotarse.
-¿Cómo se inicia una operación?
-Depende del tipo. Una investigación de homicidio o violación se inicia cuando ocurre un delito. Las investigaciones de patrimonio, a veces son a posteriori, después de tener conocimiento de una serie de delitos en los que vemos que los autores pueden ser los mismos. Otras veces puede ser como en drogas, que generalmente son por fuentes. Sabes que una persona o un grupo se dedica a traficar o que un grupo se asentó en Lugo y tiene antecedentes en otros países u otras comunidades en España por robos en viviendas. Se inicia entonces una investigación. A veces, en drogas y patrimonio somos nosotros los que empezamos antes de que ocurran los delitos o mientras están ocurriendo. Estas son las que conllevan más seguimientos, intervenciones telefónicas, peticiones de datos, colaboraciones internacionales o con otras provincias...
-¿Qué les puede «reventar» una operación?
-Las filtraciones nos hacen mucho daño. También la falta de colaboración de la autoridad judicial o fiscal alguna vez; otras veces fallos nuestros propios o que los delincuentes detecten un seguimiento y sospechen.
-¿Quién bautiza las operaciones?
-Depende. A veces yo, a veces el instructor... El sistema donde mecanizamos todo nos pide que bauticemos la operación pero el motivo es por la comodidad a la hora de hablar de ella. Es por la facilidad de referirse a ese tema y con un lenguaje prevenido. A los investigados también le ponemos apodos por no decir constantemente su nombre y apellidos. Se busca un nombre hasta que no exista uno inicialmente y por facilidad para hablar sobre ellos.
-¿Termina la investigación con la detención?
-Agotamos todas las vías de la investigación en todos los casos pero la operación no termina con las detenciones y entradas de registros. Luego tenemos una buena época de informes, análisis de todo el material intervenido precisamente para acreditar definitivamente la autoría y que la investigación termine en una condena judicial. Al final es lo que todos buscamos. A mi de nada me sirve una investigación de dos años con un montón de detenidos si luego al final los delincuentes terminan absueltos, nuestro trabajo no ha servido para nada.
-¿Y con respecto al manejo de fuentes y la validez de la información obtenida?
-Tenemos gente especializada en captar información de este tipo y muchas veces son delincuentes. Es una función que hacemos y cada vez más pero es un tema delicado y muy protocolizado, donde las pautas son muy rígidas y la labor no es fácil. Hay que tomar medidas de seguridad y la persona tiene que ser hábil para eso. Es una medida cada vez más importante.
-¿Cuál es el problema?
-El problema de las fuentes es que tienen un encaje judicial complicado porque no está del todo regulado y luego en el proceso judicial puede ponerse en riesgo la identidad de la fuente. La mejor fuente es la que no existe en el procedimiento judicial. Nunca puede salir nada de esas entrevistas e intentamos corroborar por otras vías para que nada se sepa. La ley de protección de peritos y testigos protegidos es anticuada, no se adapta a la realidad y no sirve para proteger la identidad de una fuente. Es un campo en el que hay mucho que avanzar a nivel de legislación. En muchos países está regulado pero en España no tenemos eso regulado y la última reforma de la ley de enjuiciamiento criminal hubiera sido un buen momento.
«Actualmente tenemos abiertas entre 8 y 10 operaciones en la provincia»
«El 90% de nuestras intervenciones telefónicas son por delitos de tráfico de drogas»
Estar disponible las 24 horas.
La coordinación y colaboración con otras unidades.
De su equipo: un grupo de profesionales con vocación total y permanentemente disponibles para servir al ciudadano.