Los riesgos de los discursos vacíos y del tiempo político mal medido

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto PULSO LUCENSE

LUGO

07 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Lincoln previno a los que se dedican a lo mismo que él de que «hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios». Si los munícipes lucenses leyeran más y corriesen menos en pos de su propia sombra, conocerían el consejo del americano y las cosas irían mejor. La ciudad se queda sin presupuesto para este año porque los ediles tienen una acusada propensión a la incontinencia verbal, que dificulta, cuando no impide, cualquier acuerdo que merezca tal nombre.

En el gobierno de Lara Méndez se han instalado en el discurso vacío, en el lugar común, en la retórica de la nada. Y, además, usado de mala manera, con inoportunidad. Así, claro, no se crea la confianza imprescindible para cuajar acuerdos. En la oposición, Lugonovo, atrapado en la jaula de su apoyo a la investidura de Lara Méndez, da palos de ciego buscando una salida que no encuentra. La urgencia por asegurar un espacio propio le hace verbalizar a destiempo (antes de tiempo) y a medio madurar una iniciativa valiente: negociar un pacto entre la izquierda municipal, en el que se discuta hasta la alcaldía, para formar un gobierno que saque al Concello del caos en el que está.

En política, quien no mide bien los tiempos, está abocado al fracaso; el popular Jaime Castiñeira lo ha vuelto a experimentar en sus propias carnes. Ha tenido que ser un sapo muy difícil de tragar que su partido (aún es presidente local del PP) haya enmendado su más que intención de dar el visto bueno al presupuesto municipal, a cambio de incluir en él determinadas obras y servicios. Hay un momento para cada decisión; con el congreso local del PP a la vuelta de la esquina y la necesidad de los populares de despegarse tanto como les sea posible de Lara Méndez, el intento negociador de Castiñeira solo podía acabar en fracaso. Quizá es a Castiñeira, portavoz del PP en el Concello, al que alude el próximo presidente local del partido, Ramón Carballo, cuando declara: «Despois do congreso, se hai que facer algunha reestruturación, farémola». No sé si Carballo leyó a Abraham Lincoln, pero parece de los que, como él, puede decir: «Voy despacio, pero jamás desando lo andado».