Escaparates anti rebajas en Lugo

LUGO

ALBERTO LÓPEZ

Una mercería de la rúa San Pedro reivindica los artículos nacionales y advierte a los clientes que no hay saldos porque los precios ya son ajustados

21 ene 2017 . Actualizado a las 20:14 h.

Confecciones García es uno de los establecimientos de siempre en Lugo. En sus 62 años de vida, las rebajas esporádicas nunca tuvieron buena fama y ahora esa filosofía, que siguen al pie de la letra, la convierten en arte con dos escaparates dedicados a quienes la pusieron en práctica: Felicitas Fernández Andión y Constantino García Mazoi. Ellos abrieron el negocio de la Rúa San Pedro en 1955. La obra tiene la autoría de su nieta Isabel Somoza que, en los últimos tiempos, se dedica especialmente a hacer unos escaparates que no pasan desapercibidos.

Hay más vida que las rebajas de las grandes cadenas y los centros comerciales. En García tienen claro que no son más que un puro márketing en el que pican millones de personas en el mundo. «Como dicía meu avó: se desconto máis non gano nada». Esa es la frase que está pintada en uno de los escaparates en el que se amontonan unas sillas de factura sesentera. Sobre el tapizado rojo de una de ellas está un gran retrato enmarcado del pope del negocio Constantino García, ya fallecido.

Y la segunda de las vitrinas Isabel Somoza la dedicó a su abuela, Felicitas. «Xa o dicía miña avoa: nós estamos de rebaixas todo o ano». En este caso la foto está sobre un butacón rojo.

Isabel traslada su faceta artística, que desarrolla en su taller de grabado Aguatinta, a la tienda creada por sus abuelos a la que está más vinculada desde hace algún tiempo. Su obra tras las cristaleras de la gran mercería la estrenó el día después de Reyes. Mientras los grandes se afanaron en colocar carteles estándar con grandes letras anunciando la llegada de las «gangas», ella jugó a la contra con un homenaje a los creadores del negocio.

Los escaparates entran dentro de lo que es tendencia en la tienda: a ser posible nada chino ni asiático hecho por mano de obra barata y con una calidad que tira para atrás. En el establecimiento venden camisetas, pijamas, calzoncillos y mandilones con sello nacional. A Isabel le gustaría ir mucho más allá y que la mayor parte de la mercancía fuese gallega, pero como no es posible tienen que ir poco a poco. Y lo que tienen son mandilones hechos aquí.

Cuando comenzó el último curso escolar, en la gran mercería colocaron un cartel con una clara advertencia: «Nuestros mandilones están fabricados en Galicia». Están los destinados al cole y también a las mujeres que los usan. En este sector los chinos inundaron tiendas, mercadillos y hasta ultramarinos con una prenda que es top ten del vestuario femenino del rural. En la tienda de San Pedro, sin embargo, cerraron la puerta a los mandilones asiáticos. También al Black Friday. «Para millones de personas en el mundo, todos los días son negros», dicen en el local.