Los gritos del silencio en el PP

Enrique Gómez Souto
enrique g. souto PULSO LUCENSE

LUGO

17 oct 2016 . Actualizado a las 21:45 h.

En el PP de Lugo anda amoscada la gente de a pie, la que curra gratis todo el año para que la gaviota vuele por encima de la izquierda, por la inexplicable dilación de la convocatoria del congreso local. El mosqueo popular tiene mucho que ver con la lista de las pasadas elecciones autonómicas, en la que, otra vez, se demostró que, según el mando, hay quien vale para un roto y para un descosido, aunque no se le haya visto coser nada en los puestos que desempeña.

 Si el mando popular conoce la propia historia, sabrá que Fraga, fundador del PP, reconocía: «Me pego gritos tremendos a mí mismo». Ocurría justo antes de pegarlos en el partido. La militancia popular, por ahora, se pega silenciosos gritos a sí misma, por permanecer callada ante el retraso del congreso; la dirección popular se arriesga a que los gritos se los peguen a ella si no da un paso adelante de una vez. Y más riesgo corre aún si enreda con sus apoyos a la presidencia local.

El mandato de Jaime Castiñeira al frente del PP lucense y en la portavocía municipal toca a su fin. El balance de su gestión está en las hemerotecas. El modelo de grupo municipal que diseñó dio los resultados que son conocidos. En la infantería popular piden cambios. En los distritos, los populares quieren ver a sus concejales y parlamentarios allí donde están ellos, compartiendo preocupaciones y alegrías con ellos y con sus vecinos. Quieren que a dirigir el partido y las instituciones lleguen aquellos de los suyos que conocen las calles y sus gentes, los que saben que un político nunca pierde el tiempo cuando toma con ellos un café o un vino, los que están dispuestos a mojarse para buscar solución a sus problemas.

La presidenta provincial del PP, Elena Candia, tuvo ocasión, cuando fue el momento, de comprobar quién es quién en el PP de Lugo. Está por ver si es consciente de que, en la infantería popular, los ánimos están marcados por aquello que dijo Cánovas: «Nunca me enfado por lo que la gente me pide, sino por lo que me niega». Candia sabe lo que le piden; piden a quien desde la capital la llevó a la presidencia provincial.