El PSOE y el mandamiento incumplido de Pablo Iglesias

enrique g. souto lugo / lA voz

LUGO

26 jul 2016 . Actualizado a las 18:17 h.

En Lugo, los socialistas están metidos en una pelea que no es a primera sangre. Es una pelea que nada tiene que ver con el socialismo y que viene de tan lejos que arranca al mismo tiempo que la propia humanidad: la pelea por el mejor puesto, por la propia supervivencia, por los galones y el mando. La pelea socialista se libra en toda Galicia, en toda España. La oficialidad chisgarabís del PSOE es incapaz de recordar el mandamiento que les dejó el fundador del partido, Pablo Iglesias: «Sois socialistas no para amar en silencio vuestras ideas ni para recrearos con su grandeza y con el espíritu de justicia que las anima, sino para llevarlas a todas partes». Por el contrario, lo que hacen es conseguir que su viejo partido se caiga a pedazos.

En Lugo, el PSOE, como partido de izquierda, hace mucho que desapareció. Existe, sí, como marca electoral, como aparato de poder, como peana política. El PSOE, así en Lugo como en el resto de España, empezó a desaparecer el día en que, como organización, renunció de modo consciente y pleno a su esencia, el día en que decidió sumergirse directamente en el baño de Godesberg y convertirse en otra cosa, en un «partido apto para los salones». Ahora, en los salones del Parlamento, en los de la Diputación y en los consistorios los hijos espirituales de Iglesias dilapidan del modo más vergonzante una larga herencia de dignidad.

Los chungos jefecillos de la Cosa usan las peores artimañas de la política contra los que no son del propio clan para aislarlos. Ocurrió con Santín y Martínez, dos socialistas con nombre propio. Ocurre también con los colaboradores grises, con los obreros de cuello blanco del partido: premios y canonjías para el tiralevitas y el más frío desdén y el camino de la puerta para los otros. Hubo un tiempo, cuando González, en que se comparaba con frecuencia al PSOE con el PRI mexicano. Entonces quizá era exagerado.

Los jefecillos de la Cosa que es el PSOE tienen perplejos a los militantes que sí son socialistas. Más de uno ha recordado la vieja coplilla: «El verdugo tiene al reo/en el poste bien atao/Le han dado ya cuatro vueltas/ y el reo está preocupao». Hay pelea en el PSOE lucense y no es a primera sangre.